Semana Santa será la tabla de salvación económica para los municipios turísticos de la provincia. Y es que los Ayuntamientos confían en esta época para equilibrar la balanza y obtener un desahogo en sus arcas. Por eso, trabajan a contrarreloj para que sus encantos, las playas principalmente, estén a punto para los bañistas. Algunos de ellos se han visto con un problema añadido, y es que el fuerte temporal que asoló el litoral en diciembre provocó destrozos considerables que han debido de repararse en un tiempo récord. En este sentido, el edil de Servicios de Benicàssim, Gustavo Ramón, indica que se han "empleado más esfuerzos por ofrecer una buena imagen de la costa" y, pese a la crisis, "no se deben perder las esperanzas y trabajar como si fuera el mejor año". Otro de los municipios que apuesta por sus calas durante todo el año es Vinaròs. Así, ya ha comenzado a adecuar su litoral, aunque el técnico de Turismo, Gabriel Quesada, explica que "es una época fundamental y el sector no solo puede vivir del verano. Por eso se incide en otro tipo de oferta". Ese es el objetivo que se marcan desde Alcalà de Xivert, y además del potencial que supone las playas de Alcossebre, la edila del área, Vanessa Silva, asegura que las vacaciones "supondrán un respiro y el municipio notará los beneficios". Por otro lado, se ha aprovechado la feria de turismo de San Sebastián para atraer a turistas procedentes del País Vasco, una de las comunidades autónomas que más visita Castellón. Oropesa, la Vall d´Uixó o Benicarló han acudido por primera vez con la esperanza de conseguir más mercado. El alcalde de Oropesa, Rafael Albert, explica que la crisis también propiciará que muchos propietarios de apartamentos "opten por quedarse en Oropesa y no irse de viaje, con lo que el gasto se quedará por aquí".