Desde que se creara, a finales de 2010, el servicio de mediación vecinal de la Policía Local de la Vall d’Uixó, los agentes adscritos al mismo han intervenido en más de 50 conflictos que, en muchos casos, hubieran podido acabar en los tribunales.

“Entre las actuaciones más frecuentes están las que tienen que ver con las diferencias culturales entre los residentes de una finca”, explican desde la policía.

Aproximadamente el 60% de los servicios requeridos a los agentes derivan de relaciones de vecindad que en numerosas ocasiones acaban en amenazas, insultos, daños a los bienes y malos vínculos entre los afectados.

Es por ello que desde el Ayuntamiento se optó por poner en marcha este servicio “como medida de prevención y para atajar posibles demandas judiciales”, explican. “En todo momento, el papel del policía no es el ejercicio de la autoridad, sino el de conciliar, colaborar para que las personas implicadas en el conflicto adopten una solución que pueda satisfacer ambas partes”, añaden.

Para poder hacer uso de este servicio, el ciudadano debe dirigirse a la Policía Local y trasladarle su queja. Después, los agentes toman un primer contacto con las partes y amplian la información facilitada por el ciudadano que traslada la queja. El fin es resolver el problema, aunque son los implicados “quienes deben adoptar una solución y comprometerse a mantenerla”, indican.

“La sociedad moderna exige una policía comunitaria, de proximidad, que tenga las habilidades para resolver aquellos contratiempos potenciales que pueden desembocar en molestias a la comunidad”, apuntan.

La mediación está legitimada tanto en el código de conducta de la ONU como en la Constitución Española, donde se fija como una de las funciones de la Policía Local “cooperar en la resolución de los conflictos privados”. H