Ramón l’armadó es conocido en el mundo del mar por confeccionar y hacer artes de pesca. Nacido hace 83 años en el seno de una familia marinera de la típica barriada ribereña de la calle San José, es una persona sencilla, incansable, trabajador y siempre dispuesto a conocer secretos del mar.

Empezó a trabajar embarcándose con el bou Mª Josefa, realizando funciones de xiquet, para ganar solo una cuarta parte del jornal, como dictaban las normas de la época. Más tarde se enroló con los cañeros al cerco y en la primera salida al mar no pudieron capear un temporal y viajaron a la deriva con el velamen hasta que llegaron sanos y salvos al puerto de Castellón.

Como en invierno estas frágiles embarcaciones no pescaban, Ramón aprovechaba para ayudar a armar a su padre y, al mismo tiempo, iba aprendiendo la técnica de este artesanal oficio.

Más tarde, hizo el servicio militar en la Marina de Guerra y tras la instrucción en Cartagena fue destinado al moderno cañonero Pizarro con base en Mallorca. En una de sus singladuras recalaron en Italia, siendo recibidos en audiencia por el Papa Pío XII, que les entregó la reliquia de San José de Calasanz para su custodia.

Sus familiares y amigos le pagaron los estudios en Valencia durante una temporada, para obtener la difícil titulación de patrón de pesca deaAltura.

Con el transcurso del tiempo, este hombre de mar creó una sociedad de elaboración de artes de arrastre y, en el año 1960, cuando terminaron las obras de ampliación del dique de Levante del puerto de Vinaròs, capitaneó el remolcador con la barcaza hasta Motril, ya que era el único patrón con esta grado de titulación.

Sobre esas fechas el auge pesquero en Vinaròs era evidente y los pescadores que querían sacarse titulaciones se tenían que ir fuera del municipio para estudiar. Por ello, Ramón creo una escuela nocturna en el Pósito, que duró más de una década. A la edad de 68 años decidió jubilarse, pero su pasión por el mar no cesará jamás. Y es que Ramón siempre será el sastre del mar. H