El paso de la Orden del Temple por diferentes puntos de la geografía nacional ha marcado la historia de buen número de localidades. Es el caso de Peñíscola, puesto que a los templarios se debe la construcción de su imponente castillo, una de las últimas obras realizadas antes de su disolución.

Diez años atrás, Peñíscola se unió con las ciudades de Lleida, Tortosa, Monzón y Miravet para lanzar la Ruta del Temple, un proyecto dedicado a la difusión del legado arquitectónico de la orden. Ayer, el salón gótico del castillo de la Ciudad en el Mar fue el escenario del consejo ejecutivo y la asamblea general del consorcio.

El alcalde de la localidad anfitriona y diputado provincial de Turismo, Andrés Martínez, mencionó el propósito de “poner en valor el patrimonio de los castillos templarios de que disponemos”. Más aún cuando este tipo de iniciativas están experimentado un gran auge y la Ruta del Temple lleva ya una década de existencia.

En el encuentro, que contó con representación de Monzón, Miravet y Peñíscola, se puso de manifiesto el objetivo de reforzar la promoción de los conjuntos patrimoniales que los templarios dejaron en estas localidades. Entre los principales proyectos se encuentran las estrategias de márketing on line, mejorar el conocimiento de los recursos ya presentes en internet e incrementar la puesta en valor de todos estos espacios. H