La situación se ha vuelto insostenible en el interior norte de la provincia. La escasez de lluvias durante el invierno y la primavera está secando, literalmente, los pozos y está poniendo en aprietos a los municipios que ven que con el verano a la vuelta de la esquina sus reservas hídricas se agotan.

Es por ello que ayuntamientos de Els Ports ya alertan a los vecinos que hagan un uso responsable del agua, pues las perspectivas meteorológicas a corto plazo no son nada buenas. Un ejemplo es Forcall, que enviará una carta a los ciudadanos para “concienciar de que es un bien escaso y que hay que rebajar el consumo”, explica su alcalde, Santiago Pérez. El municipio utiliza 300.000 litros de agua al día, la misma cantidad que en agosto (cuando la población se multiplica por cuatro) porque está abasteciendo también a los ganaderos.

Otra localidad que tomará medidas al respecto para evitar los temidos cortes en el suministro es Cinctorres. Su primer edil, Antonio Ripollés, indica que “se controlará el gasto en la piscina de verano y el personal estará atento de que no se derroche agua en las duchas o se dejen grifos abiertos”. Asimismo, aprovechará una reunión con los vecinos sobre el reciclaje para “hablar sobre el peligro de sequía y mentalizar, sobre todo a los jóvenes, de que no se puede desperdiciar el agua”.

Y es que el temor es tener que recurrir a cubas “porque son muy caras y en un municipio pequeño es un gasto inasumible”, señala.

SECTOR GANADERO // Precisamente, si no se ahorra ahora agua y se tiene que recurrir a las restricciones, “los primeros afectados serían los ganaderos”, asevera Santiago Pérez, por lo que también se está avisando a los masovers.

El secretario provincial de la Unió de Llauradors, Vicent Goterris, recomienda que “deben tomar medidas, como por ejemplo, abstenerse de usar la manguera y optar por los cubos o revisar bien las gomas para evitar pérdidas”.

La Todolella es uno de los ejemplos, ya que su alcalde, Alfredo Querol, se ha reunido con dueños de las explotaciones para alertarles de la situación. En Portell, otro de los municipios en el punto de mira, su primer edil, Álvaro Ferrer, indica que “la cultura del ahorro es algo que está asumido entre el sector, tal y como lo estamos pasando últimamente. Hay que ser consciente de que la sequía es un mal endémico aquí”.

Y es que si no caen “las típicas tormentas” de la época, “nos plantaremos en julio y llegará la temida canícula”, asevera Goterris, quien indica que esto conllevará “que se sequen más los campos de pasto para ganadería extensiva (vacas, ovejas y cabras) y sea necesario comprar pienso”. Este coste adicional se tendría que sumar a la contratación de cubas, por lo que “la rentabilidad cae en picado”, señala. H