Un otoño muy atípico. Esta es la principal razón por la que los populares robellones se están haciendo de rogar en la provincia. Sin embargo, todavía queda espacio para la esperanza y las próximas semanas podrían ser fructíferas en este sentido.

El motivo de la escasez de hongos a estas alturas del año es la ausencia de precipitaciones, ya que las setas necesitan humedad para crecer y regenerarse. Pero no hace falta “una gran tormenta” para recuperar el nivel hídrico, sino “lluvias que dejen unos 20 ó 30 litros por m2”, explica el secretario provincial de la Unió de Llauradors, Vicent Goterris.

Asimismo, se debe dar otra condición básica: que las temperaturas no bajen de los cero grados, una circunstancia que puede producirse en las montañas más altas y remotas. Aunque en las sierras más cercanas al litoral la temporada se puede salvar al ser poco probable una caída tan estrepitosa del termómetro.

Goterris recuerda que el robellón “cuenta con bastantes reservas en sí, aunque sí que le vendría bien más agua cuanto antes”.

BUEN ARRANQUE // Eso sí, la campaña comenzó “muy fuerte”, con un “excepcional arranque”, aunque ha sufrido un parón considerable por el inesperado calor que se está padeciendo en octubre.

No obstante, en las zonas con más proliferación de especies, sobre todo Els Ports o l’Alt Maestrat, cuentan con la visita de los buscadores y aficionados, que rastrean las áreas más inhóspitas para llenar sus cestas, a la vez que dinamizan los pueblos del interior.

Y es que muchos de los boletaires aprovechan para comer en los restaurantes y también probar las variedades locales o incluso pernoctar en las áreas rurales, por lo que contribuyen a alargar más la temporada turística.

ÉPOCA PRIMAVERAL // La campaña de primavera, no tan conocida como la de otoño, sí que acabó con buenos resultados. Eso sí, los bolets de los meses de abril y mayo están reservados solo para los más expertos, ya que “entre ellos hay muchos que son tóxicos”, según explica Goterris.

Uno de los factores de aquel buen balance fue “una nevada tardía que se produjo a finales de marzo y que vino muy bien para mantener los niveles de humedad necesarios”, señala, añadiendo que “no es una época tan popular para recoger setas, no hay la misma eclosión, pero se pueden encontrar buenos ejemplares”.

La fiebre por encontrar estos ejemplares también se ha saldado con una consecuencia poco deseable: el extravío de los buscadores. Ya en primavera varias personas se perdieron en los montes de la provincia cuando estaban buscando rovellons al desorientarse. El caso más reciente se dio en Xodos, en septiembre, cuando una mujer se perdió en esta tarea. Los expertos aconsejan no aventurarse por zonas completamente desconocidas e ir acompañado de un vecino de la zona. H