La provincia puso ayer el broche de oro a un intenso fin de semana en el que Sant Antoni ha invadido prácticamente todos los rincones de la provincia. Si bien las bendiciones de animales y los asados en las brasas de las hogueras que ardieron el sábado fueron los actos más recurrentes en las localidades en fiestas, Orpesa puso un punto de originalidad. Y es que, de nuevo, las carreras de equinos lograron llenar la playa de la Concha en pleno invierno.

Alrededor de 33 caballos y cuatro burros se retaron con sus respectivos jinetes en esta llamativa prueba que este año ha causado todavía “más expectación que las ediciones anteriores”, siendo centenares de personas las que disfrutaron del acto, según explicó el concejal de Fiestas, Dimas Albert. Los caballos compitieron en tres categorías según sus razas, “hispano-árabe, español y cruzado, y los tres ganadores de cada una de ellas fueron premiados con vino y jamón”, indicó Albert.

Un evento fijo ya en el programa festivo que tampoco se perdieron todos los miembros de la corporación municipal, encabezados por el alcalde, Rafael Albert, así como la reina de las fiestas, Claudia de la Cruz Moliner, y las damas de su corte de honor, que acudieron justo al finalizar la misa en honor al santo.

En el caso de Vilafamés, tras la multitudinaria matxà del sábado, ayer, la procesión con el acompañamiento de los dolçainers anunció la eucaristía solemne en la iglesia parroquial. El alcalde, José Pons, destacó el éxito de los diferentes eventos y resaltó que “celebraciones como estas, con un gran sentido popular, nos demuestran que somos un pueblo con pasado, presente y, cómo no, con un gran futuro por delante”.

En Forcall, los vecinos asaron chuletas en las brasas situadas en la Plaza Mayor y, por la tarde, los pequeños disfrutaron de los juegos tradicionales. Por su parte, en Villahermosa y Figueroles hubo eucaristía y procesión. H