Un año después de que se dictase la orden de derribo, ayer comenzaron las tareas para reducir el edificio Prados II de Torreblanca a escombros. El bloque, de 24 pisos, fue desalojado en enero del 2013 a causa de unas grietas por fallos en la cimentación, por lo que el Ayuntamiento ordenó su demolición. Tras un año de inquietud y trámites han entrado las máquinas y la actuación se prolongará durante dos meses.

A primera hora la empresa encargada de la intervención inició las labores en el sótano y separó el recinto afectado --el bloque segundo-- de la zona de la piscina, dejando libre ese espacio donde, a continuación, se instaló después la grúa grande con el peso al final del brazo, con la que empezaba la destrucción de la elevación. Los trabajos han comenzado en las dos últimas plantas, “porque van de arriba a abajo”, explicó a Mediterráneo el aparejador Francisco Benedito, director ejecutivo y codirector del proyecto, que dirige el arquitecto Joaquín Roca.

Hoy entra en acción la cizalla “cortando pilares y estructuras hasta el nivel bajo”, para luego acceder los camiones, cargar y llevarlo al vertedero. “La separación de los restos (hierros, cascotes, etc) se realizará allí o abajo del todo, según se decida”.

Las tareas serán laboriosas y alejadas del peliculero desplome en segundos. “Eso no es viable porque no se puede acceder al edificio por su afectación. Es imposible que los trabajadores entren a hacer los taladros para los explosivos, porque debilitaría aún más la estructura con ese fallo del subsuelo. La seguridad es lo primero”, aseveró el técnico.

La finca se ha hundido más de medio metro y se inclina. De ahí que en la hoja de ruta no concrete fecha para la conclusión. “El bloque hay que tirarlo con tranquilidad, en dos meses se puede tener derrumbado, limpio y sin problemas”, concluyó. H