500 años se cumplieron ayer de la primera peregrinación que se realizó hasta la ermita de Sant Pere de Castellfort. Portell fue una fiesta y la efeméride se celebró por todo lo alto. Uno de los que no se quiso perder la cita fue el presidente de la Diputación, Javier Moliner, quien realizó la romería junto a los 11 peregrinos que en absoluto silencio recorren el trayecto, sin público, tal y como manda la tradición.

De un tiempo a esta parte, el presidente provincial no se ha perdido ni una de las citas que se celebran de norte a sur de Castellón para conmemorar las tradiciones religiosas y otro tipo de encuentros cuyo origen son los motivos ancestrales o incluso patrimoniales. La de ayer, en este sentido, fue una muestra más. En las próximas semanas se volverá a ver a Moliner en nuevas romerías.

A las cinco de la madrugada partió la expedición, en la que los 12 hombres participaron ataviados con la vestimenta tradicional, compuesta por una capa y sombrero negro, una camisa blanca y un rosario. Los 26 kilómetros de ida y vuelta que separan el pueblo del ermitorio los realizaron en absoluto recogimiento.

Al ser el 500 aniversario de esta celebración, el Ayuntamiento de Portell cedió el honor de presidir la romería a Moliner. Los caminantes llegaron a las 9.00 horas a la ermita, donde asistieron a una misa y permanecieron hasta las 17.00 horas, cuando iniciaron el camino de vuelta al núcleo urbano, donde fueron recibidos al anochecer por multitud de fieles.

El origen de la romería se remonta a hace cinco décadas, cuando cuenta la tradición que 12 hombres de Portell fueron hasta Roma para pedir consejo al Papa sobre cómo acabar con una gran sequía. El Pontífice les dijo que acudiesen en peregrinación hasta la ermita de Sant Pere más próxima. Solo un vecino regresó del viaje.

Ahora, cada año son una docena de elegidos los que conmemoran esta ancestral marcha con el fin de solicitar agua para el campo. H