DEDICACIÓN A LA FAMILIA

Vicente Casanova cederá el testigo de la alcaldía tras el 24 de mayo. Esta legislatura pondrá fin a 20 años en la política local unido al PP y a 12 al frente del consistorio. Una decisión, afirma, sensata y el motivo, asegura, la edad. Ahora entregará la vara a gente “muy válida y capaz de encabezar este gran proyecto para el pueblo”. Amante de su familia, su mujer Rosa y sus hijos Vicente y Eduardo, va a dedicarles todo su tiempo libre en cuerpo y alma, en especial a su esposa. Un tiempo que les mermó a partir de 1995, cuando la política llamó a su puerta. Su vida profesional ha estado estrechamente vinculada durante 32 años a la empresa Iberdrola, de la que llegó a ser director-gerente de la central térmica de Castellón. Ahora inicia su despedida de la política local y de su equipo, pero todo seguirá, dice, porque “las personas pasan, pero las ideas, la filosofía y el espíritu de trabajo, compromiso y responsabilidad, perduran”.

Tres legislaturas seguidas rigiendo los destinos de Almassora han hecho que Vicente Casanova decida dar el relevo y poner fin a su carrera política al finalizar esta legislatura.

--¿Cuál es el balance de 12 años al frente del consistorio?

--Haber obtenido durante tres mandatos el apoyo de mis vecinos ha sido un gran honor y enorme responsabilidad. La figura del alcalde es la más próxima y cercana. Es el vecino al que puedes llamar y dirigirte para comentarle tus problemas. Pienso que, en ocasiones, me habré equivocado, pero nunca lo he hecho en contra de mi pueblo. Almassora ha sido y es lo primero para mí, desde el arreglo de una acera hasta la construcción de un colegio. Quizá, lo que más me llena es que la gente me pare y me dé las gracias.

--Asegura que el motivo de su retirada es la edad. ¿Importa?

--Creo que la edad es sinónimo de experiencia. Y no creo que se haya de demonizar. Pero también opino que uno ha de saber dónde están sus tiempos. Cuál es su momento, el de llegada y el de salida. Y en mi caso, debía dar un paso atrás y entregar el testigo a gente muy válida y capaz de encabezar este gran proyecto.

--¿Y qué ha hecho por Almassora en esta legislatura?

--Deberían evaluarlo los vecinos. Después de casi 12 años, la población ha experimentado un cambio notable. Pero hay proyectos aún enquistados. El colegio Regina Violant, la regeneración de la costa y el desalojo del edificio 167 siguen pendientes. Pero el mayor drama que vivimos es el del desempleo. Y este reto es el principal. Dar trabajo y reducir impuestos. Evitar la presión fiscal sobre un ciudadano que, muchas veces, en situaciones límite, tiene que recurrir a las ayudas de emergencia social.

--El pago de la sentencia de la avenida Generalitat tuvo en jaque al Ayuntamiento y salió airoso. ¿Cómo valora este episodio?

--Durante años, hemos estado pendientes de esta sentencia y ha condicionado los presupuestos, basados en una estricta austeridad en el gasto y una política de contención y ahorro exigente y disciplinada. Y hasta el último momento, hemos estado luchando por defender los intereses de todos los vecinos de Almassora. La oposición buscó la alarma. Al final, abonamos 8,1 millones con más de cinco de ahorros municipales y tres en préstamos. Pagamos el 17 de julio del 2013 y amortizamos los préstamos en el 2014. Y todo, manteniendo la deuda en un 30%, alejada del 95% heredada de PSPV y Compromís.

--La regeneración de la playa de Benafelí ha centrado sus reivindicaciones. ¿Qué le supondrá ver las máquinas en la playa?

--Ver cumplida una reivindicación histórica. El 17 de diciembre del 2007 reclamamos al Gobierno central la necesidad de actuar. Siete años después, esperamos ver el inminente inicio de la obra. El anterior ejecutivo socialista decidió abandonarlo en un cajón y provocó que durante muchos inviernos las gravas, arenas y agua marina invadieran nuestras viviendas. Ahora sí hemos sido escuchados y esperamos ver las máquinas en las próximas semanas.

--¿Ve viable ver derribado el Grupo B antes de dejar la alcaldía?

--La prioridad ahora es realojar a las familias que no han querido abandonar las casas. El edificio no está en condiciones de ser habitado. Después, el derribo, porque con él vendría la regeneración del sector. Pero no puedo dar plazos porque el edificio no es de propiedad municipal.

--La construcción del colegio Regina Violant es su espina.

--Sí, es una espina que espero ver resuelta, en breve. No hay argumento que justifique 9 años en aulas prefabricadas. Y durante más de dos, hemos trabajado para licitar una obra que sigue sin ser publicada en el DOCV. Esperamos que tras la última modificación los plazos se agilicen. Queremos un colegio Regina Violant.

--¿En qué situación dejará las arcas municipales el 24 de mayo?

--Tenemos una deuda de un 30%, frente a la del 95% que heredamos de PSPV y Compromís. Pagamos a los proveedores en una media de 26 días y generamos ahorros que nos permiten caminar hacia la deuda cero. El objetivo es amortizar créditos y generar ahorro de intereses. Creo que la hacienda local está saneada, que es lo que se nos exige como gestores del Ayuntamiento de Almassora. H