La plaza Santa María de Peñíscola se ha transformado, gracias al trabajo del equipo de montaje de decorados de Juego de Tronos, en una gran máquina del tiempo. De hecho, el ágora se asemeja cada vez más a una escena de la época del medievo. En medio de la plaza destaca una catapulta, algo rudimentaria, que recuerda a las empleadas en la antigüedad como instrumento militar para el lanzamiento a distancia de grandes piedras a modo de proyectiles y que fueron creadas, principalmente, para derribar murallas enemigas y asaltar los castillos.

En el 2009, el castillo ya alojó una exposición de reproducciones de armas medievales en la que había varias de ellas y, en junio del 2011, también tuvieron protagonismo en la recreación de un torneo medieval organizado para conmemorar los 600 años de la ciudad papal y en el que se escenificó la llegada de Benedicto XIII. Ahora vuelven de nuevo.

No es el único elemento que llama la atención. Los establecimientos de ocio allí ubicados han desaparecido por obra y gracia de la magia empleada por los decoradores y, en su lugar, se levanta ahora una fachada amurallada con dos puertas de entrada y ventanas que imitan el hierro forjado y la madera. Al lado, se alza una pérgola de madera con ornamentos grabados.

La ambientación ha servido de pretexto a los vecinos y a los turistas para inmortalizar los trabajos. Solo durante el día de ayer, el ágora fue lugar de peregrinaje y se espera que continúe siéndolo, al menos, hasta que definitivamente se restrinja el paso al recinto. De momento, aunque la entrada y la salida de la plaza está vallada y custodiada por personal de seguridad, aún se puede acceder a ella. También la plaza de toros ha sido despejada y se prohíbe aparcar cara al inminente rodaje y al montaje del campamento base. H