En Onda son buenos anfitriones. La prueba es que ayer el municipio se adaptó a las condiciones climatológicas de los astados que iban a correr el primer encierro de cerriles de la Fira d’Onda. Los toros del frío apodan a los ejemplares que cría el ganadero Antonio Bañuelos. Carrera limpia y rápida 1.45 (dos toros sumaron tres minutos más al entrar en corrales).

Hacía algo de frío en las calles en las horas previas a abrir los portones de el Vasó, en los que desembarcaron minutos antes a los seis toros --dos fueron cambiados de los acartelados--. A las 12.01 horas llegó el tercer cohete y, con él, más grados en el recorrido. Una temperatura que, además del sol, aportó el colorao que se adelantó de la manada nada más entrar en la Safona. Barrió cadafals en la zona izquierda para enfilar hacia la calle San Miguel, donde la manada pasó estirada con tres toros por delante y otra res por detrás, ligada por los cabestros.

Los de Bañuelos pasaron más arropados en la calle del Carmen, en la que se situaron los corredores para tomar la característica curva del vial Cervantes, con cuatro astados por delante y dos por detrás. Un tramo en el que se echó de menos a Torrechiva, que en esta edición no se pondrá entre las astas. Sí lo hicieron numerosos aficionados en la calle Ecce-Homo, en la que rodearon a la torada, que se mantuvo conjunta, para guiarla hasta el Pla y, posteriormente, hasta el Raval de Sant Josep, fin del recorrido.

Sin embargo, dos de los ejemplares se resistieron a entrar en los corrales y prolongaron el cierre de la puerta de toriles hasta tres minutos después (4.45). Una labor en la que fue clave la colaboración de los dobladores, pastores y aficionados. Tras el desmontaje de las barreras, se soltaron dos toros del encierro, mientras que por la tarde se exhibieron tres, el último de ellos, un Victorino al que se le rompió el pitón. H