Las obras del puente de la Bota en la N-232 en Morella han obligado a cerrar el santuario de Vallivana, donde está la patrona de los morellanos, la Mare de Déu de Vallivana, a pocos kilómetros de las actuaciones. Una situación que se alargará hasta la finalización de la reforma de la infraestructura, prevista para la segunda semana de noviembre, que ha acarreado el desvío del tráfico por vías alternativas, sobre todo por la carretera de Ares del Maestrat.

Por ello, los devotos no pueden visitar a la Virgen hasta que se normalice el estado de la N-232. Los ermitaños están de forma regular en el enclave, pero han optado por el cierre provisional del santuario hasta que se reabra la circulación. Entre los inconvenientes que tienen actualmente está el recorrido, «ya que la distancia entre Morella y Vallivana ha pasado de 22 a 70 kilómetros, de unos veinte minutos de duración a una hora, según el tráfico que se encuentre», explica el administrador, Jesús Sangüesa.

Desde la administración cuantifican las pérdidas de unos 1.000 euros, «al estar cerrado, no se puede visitar la iglesia donde se recogen las aportaciones y donativos que sustentan el ermitorio», explica Sangüesa. Además, reclamaron reuniones con los responsables de la obra, sin ser atendidos hasta el momento. El Ayuntamiento intentó habilitar un camino rural temporal a la altura del puente de la Bota, pero no fue aceptado por Fomento.

SOLO EL FIN DE SEMANA // Entre los más afectados está el arrendatario del restaurante del santuario, Julio César Ferré. «Es horrible, me he visto obligado a cerrar de lunes a viernes. No tenemos gente y las pérdidas son de más de 6.000 euros al mes por esta situación», denuncia. Su establecimiento está arrendado de forma anual a la administración. «Tenía una clientela fija entre semana que ha dejado de venir porque ahora tienen que ir por la carretera de Ares. Los fines de semana he pasado de servir hasta 80 menús a no más de 12 y, además, los trabajadores del puente vienen, pero se traen su comida», según indica el restaurador.

De momento, no tiene pensado pedir compensaciones, pero está estudiando solicitar ayudas a los responsables de las obras o, al menos, que la administración le reste el pago de un mes del alquiler. «Tengo que pagar dos contratos y los gastos corrientes. Está siendo muy duro», concluye. H