La fe y la devoción hacia el Santísimo Cristo del Calvario marcaron la jornada de ayer, lunes de Pentecostés, en Figueroles. Los actos del entrañable día comenzaron con una misa a la que asistió la corporación municipal, encabezada por el alcalde, Luis Gregori.

Pero, sin duda, la procesión fue la cita más esperada por los figueroleros. Tras sonar las 21.00 horas en el reloj de la torre campanario, los fieles cantaron las llagas en el templo parroquial y, seguidamente, salió en silencio la comitiva, que solo se entrecortaba por el volteo de campanas.

El Cristo del Calvario recorrió las principales calles del municipio, portado por los padres de los niños que por vez primera recibieron la comunión. Tapices con la imagen del Crucificado colgaban de numerosos balcones.

A la llegada a la ermita del Calvario se cantaron los gozos y se disparó un castillo de fuegos artificiales. Tras ello, la imagen fue portada de nuevo a la parroquia, donde se ofreció para la veneración. Según la historia local, se cumplen 383 años de devoción al Santísimo en Figueroles.