La Diputación de Castellón y el Ayuntamiento de Benicàssim van a tomar las riendas de Villa Elisa. El presidente de la institución provincial, Javier Moliner, anunció ayer junto a la alcaldesa, Susana Marqués, en un acto en el palacete con la presencia también del diputado de Cultura, Vicent Sales, que cofinanciarán las obras de su restauración, estimadas en 2,1 millones de euros, tras casi 10 años de abandono del inmueble.

«Moliner ha tomado esta decisión tras la petición planteada por la primera edila, después de que la Generalitat haya incumplido reiteradamente el convenio firmado hace una década para acometer la reforma de la que tenía que ser la gran sede académica y sociocultural de todo el litoral provincial», señalaron desde el organismo castellonense.

Por otro lado, el consistorio benicense continuará adelante con la denuncia tanto al Consell por los impagos de la deuda de 1,4 millones de euros, como del convenio, un proceso que, como aclaró Marqués, «es compatible con las nuevas intenciones para la villa que, además, urgen».

De este modo, Moliner afirmó que la Diputación «rescatará Villa Elisa de su abandono y trabajará junto con el consistorio benicense para recuperar de una vez por todas este emblema patrimonial tanto del municipio como de toda la provincia». «Venimos a hacer lo que otros no han sido capaces de cumplir durante 10 años y a poner fin a promesas incumplidas y menosprecios permanentes», dijo Moliner.

El objetivo es retomar la actuación de forma inmediata y, en julio, tener el proyecto aprobado «para poder comenzar las obras cuanto antes». La intervención tiene un plazo de ejecución de 12 meses y se ha marcado diciembre del 2018 ó principios del 2019 como fecha aproximada para concluir los trabajos. Incluso se baraja la posibilidad de abrir una parte el próximo verano, si las labores están ya avanzadas.

«No nos cansaremos de reclamar la deuda al Consell, ahora por vía judicial, y acabar una obra que en los últimos 10 años se ha deteriorado notablemente», declaró la alcaldesa Marqués. «Lo que en el 2008 costaba unos 650.000 euros, hoy está ya en 2,1 millones, lo que quiere decir que 1,4 millones pagados con impuestos de los vecinos de Benicàssim es como si, realmente, se hubiesen desaprovechado. Por eso, en Benicàssim hemos dicho basta a que se desperdicien los impuestos de los ciudadanos y se siga degradando un edificio que necesita una actuación inmediata».

ULTIMÁTUM

Este giro se produce después de que el Ayuntamiento diera un ultimátum al Consell advirtiéndole de que, si no consignaba la deuda en el presupuesto del 2017, se llevaría a juicio el asunto, tras una década de promesas de los partidos que han pasado por el Gobierno valenciano.

Moliner reiteró que se harán cargo de la finalización de la rehabilitación y, además, «de manera inminente, para poder poner este edificio al servicio de la sociedad no solo de Benicàssim, porque toda la provincia entiende como propia esta villa que este año cumple ya 75 años desde su construcción, en 1942».

«El objetivo final es recuperar la actividad para que no esté ni un día del año cerrada», aseguró. Marqués destacó también que se trabajará para que Villa Elisa sea un «referente internacional».