Se le echaba de menos. Y ayer, en el quinto día de la feria taurina de Santa Quitèria, apareció el temple. Fue a las 18.00 horas cuando César Palacios se dirigió hacia los terrenos cercanos a la puerta de toriles. Y Almassora se preparó para tocarle palmas. Él sí que es profeta en su tierra.

La ovación llegó tras el embroque del recortador con Ricardito, al que aguantó a la rodada. El vecino iba blanco inmaculado y faja roja, como si el tiempo no hubiera pasado y como marca su peña, la San Fermín, patrocinadora junto a T’Empujen, Amigues del Bou, El Retiro y El Refugio.

Olía a torería en la plaza Mayor y lo supo el de El Soldao, que regresó tras un breve paso por las calles. Se mostró noble a los cites y también a la muleta de Palacios, que lo probó con una serie de derechazos y un meritorio cambio de mano para rematar. Y de nuevo la ovación de su plaza.

Con la reina, María Portalés, y sus damas, Carmen Claverías, Arantxa Escuder, Carla Fuster, Sandra García, María Gómez y María Moya, presidiendo la tarde taurina, salió a la arena Espléndido, toro de la ganadería José Luis Marca patrocinado en solitario por la peña El Comboi, al que recibió Richard. Tuvo movilidad y dejó buenos momentos en las calles, donde iba de largo, y en la plaza, destacando los tres quiebros de Patricio en la Picaora.

Previamente a los cerriles, y antes de la hora de comer, tuvo lugar la participativa entrada de vacas, del hierro de Hermanos Bellés, de la Torre d’en Besora.

BALANCE HERIDOS

Superado el ecuador de las fiestas, el parte de heridos únicamente refleja un herido por asta la tarde del miércoles, que se recupera de las dos cornadas en el Hospital General. Su estado no reviste gravedad, tal como señala la concejala de Fiestas, Isladis Falcó, quien incide en la ausencia de incidentes notables durante la semana.