Todos los pueblos cuentan entre sus vecinos con personas que pese a no haber acometido grandes logros, son muy conocidos y apreciados. Su mérito, la mayor parte de las veces, no estriba tanto en lo que hacen, sino en como son, y ese es el perfil que define a Paco Colau.

Paco camina despacio por Nules, su pueblo, cuyas calles conoce como la palma de su mano, después de media vida trabajando como repartidor de folletos publicitarios, carteles festivos y durante muchos años el boletín informativo local Noulas.

Avanza arrastrando una ligera cojera como también arrastra los años que carga a la espalda, aunque pocos sabrían ponerle edad. Suele llevar la mano sobre el estómago, que acaricia sutilmente. Si paseas tras él, no tardarás en comprobar como no son pocos quienes le saludan, da igual la generación a la que pertenezcan. Lo llaman por su nombre o por su apodo, Nini.

Aunque si algo lo distingue es su vinculación con la Asociación Musical Artística Nulense, que se remonta décadas atrás, cuando asumió, entre otras tareas, la de avisador de los músicos, que dependían de él para enterarse de las horas y los días de ensayo, o de las piezas que tocaba interpretar en procesiones o desfiles.

Difícilmente se entendería la historia reciente de la entidad sin la figura entrañable de Colau que, hasta hace muy poco, desfilaba junto al abanderado y llegaba a coger la batuta para dirigir La rápida, una peculiar versión del Había una vez un barquito...

Toni Reyero, actual director de la Banda Artística Nulense, ha crecido como músico con la imagen persistente de un hombre «con mucho sentido del humor» y con una manera inconfundible de contar «sus batallitas». El alma de todas las fiestas que siempre acaban con su onomatopéyico disparo de un castillo.

Homenaje de los suyos

Tal es «su vinculación especial» con la Artística, que a principio de este año le dispensaron un homenaje en el que, entre otros reconocimientos, se interpretó el pasodoble que en su día le compuso quien fuera director de la Orquesta Laudística Daniel Fortea, Antonio Pérez Llopis y se le hizo entrega de un retrato suyo pintado por el ex maestro Juan Molés.

Paco es un apasionado de su pueblo y siempre ha querido que le pusieran su nombre a una calle. No pedía mucho, una pequeña le parecía suficiente, pero el Ayuntamiento valoró un tributo a la altura de un personaje tan singular como querido. En respuesta «a la demanda de muchas personas», según el concejal de Gente Mayor, Antoni Romero, el pleno municipal aprobó otorgarle una distinción mayor: dedicarle una plaza.

Se enteró por una carta que recibió feliz, consciente, sin duda, de que sea cual sea su destino, ya forma parte del patrimonio y la historia de Nules.