El Edifici Cultural Leopoldo Peñarroja de la Vall d’Uixó acogió anoche el acto de presentación de la reina de las patronales de la Sagrada Familia y el Santísimo Cristo, que destacó de otros similares por convertirse en una reivindicación de los valores patrimoniales y culturales de estas celebraciones populares, y el papel que las mujeres juegan en su preservación a lo largo del tiempo.

Testigo de excepción del momento fue Roser Mondragón, la nueva representante de la ciudad y de sus fiestas, acompañada por las integrantes de su corte de honor, Marta Pérez Fas, Abril Sanchís Lázaro y Sara Sales Gracia. Otra reina —la del 2000— fue la encargada de dotar de argumentos la fortaleza de los sentimientos que unían a las cientos de personas que llenaron el patio de butacas del auditorio, Sayo Canós Peirats, la primera exreina de la Sagrada Familia que asume el cargo de mantenedora.

La oradora, 18 años después de ocupar el lugar reservado en esta ocasión para Roser, afirmó que «las experiencias vividas durante mi reinado han contribuido a forjar mi personalidad», vinculada con firmeza a las fiestas que ha vivido desde su nacimiento.

Canós reivindicó la necesidad de mantener vivo «lo que hace fuerte la fiesta, aquello que nos une, son las personas y las relaciones que entre ellas se establecen». En este sentido, emplazó a las nuevas representantes de la Sagrada Familia y a sus familias que «cuando pasen los años, no dejéis de transmitir estas vivencias», como garantía de supervivencia al paso del tiempo.

La mantenedora incidió en que compartía con las festeras su predilección por uno de los actos más emblemáticos de cuantos vivirán. Se trata de la procesión del Cristo y otros actos religiosos, como la romería a la ermita de la Sagrada Familia y, de hecho, finalizó su discurso al recitar unos versos del poeta local Leopoldo Peñarroja: «Nací a la sombra de mi ermita, Dios quiera que a su sombra también muera».