La crisis de los mosquitos vivió ayer un nuevo episodio tras la información publicada por Mediterráneo sobre la negativa de la Conselleria de Sanidad a reconocer la existencia de una plaga y descartar actuaciones excepcionales. Unas afirmaciones que causaron indignación entre los municipios afectados de la Plana Baixa, reclamando alcaldes como el de Nules, David García, o el de Moncofa, Wenceslao Alós, a que las autoridades responsables visiten in situ y comprueben la superpoblación del insecto.

"Les invitamos a nuestra localidad, a pasear por el campo y que se den un baño de realidad, alejados de los despachos", afirmó García, quien envió ayer una misiva a los presidentes de Generalitat y Diputación, así como a las conselleras de Medio Ambiente y Sanidad, explicando la afección actual y pidiendo una reunión.

Por su parte, Alós, quien ya remitió una carta al Consell, participó en una rueda de prensa celebrada en la sede provincial del PP --junto a ediles populares de la comarca en la oposición--, y tendió la mano al president Ximo Puig, "para que venga a cualquier localidad de la costa y que compruebe la gravedad de una plaga que sí existe, porque no queremos pensar que se burlan de nosotros cuando dicen que no la hay".

Coordinación institucional

Paralelamente, las discrepancias políticas se aparcaron en la petición unánime de una "cumbre", como dijo el diputado de Sostenibilidad, Mario García, o "mesa de trabajo", como lo denominó la munícipe de Almenara, Estíbaliz Pérez. "Es un problema supramunicipal, los ayuntamientos no podemos cargar con todo. Diputación y Generalitat deben sentarse a hablar porque los mosquitos no saben de límites", remarcó Pérez.

"Seguiremos con la presión para que se trabaje de una forma coordinada, como ya defendí en la institución provincial", señaló la alcaldesa de Burriana y diputada provincial, Maria Josep Safont. En la ciudad que dirige, el concejal de Sanidad, Manel Navarro, reivindicó los tratamientos especiales llevados a cabo estos días, con un coste de unos 8.000 euros.

Mientras que en Betxí, donde la afección se concentra en puntos de recolección agrícola, el primer edil, Alfred Remolar, destacó que «todos deben implicarse y es clave que cada uno sea responsable de sus espacios privados».