Les Alqueries rindió ayer tributo a sus casi tres décadas y media como municipio independiente en un emotivo 34º aniversario del decreto de segregación, que marcaron el punto y final de las fiestas. Y 34 carcasas, una por cada año transcurrido desde el 25 de junio de 1985, así lo recordaron. El monolito de la plaza Mayor fue el eje del acto, en el que no faltaron sobre todo recuerdos para la Coordinadora de la Segregación, que se movilizó y consiguió para les Alqueries la constitución como población autónoma respecto a Vila-real. Fruto de su trabajo, este ente es Hijo Predilecto de la localidad desde mayo del 2016.

Por la tarde se celebró una misa mayor, presidida por las autoridades locales y la corte de honor de este 2019. Desde allí partió la comitiva oficial hacia el ayuntamiento, donde recogieron la corona de laurel e iniciaron el simbólico acto de recordatorio de la singular efeméride.

SUELTA DE UNA PALOMA // La lectura del histórico decreto fue la antesala de una ceremonia en la que la alcaldesa, Esther Lara, y la reina de las fiestas, Paula Personat, pusieron una corona de laurel a los pies del monolito, minutos antes de soltar una paloma.

Acto seguido, la primera edila tomó la palabra para agradecer el esfuerzo de la Coordinadora, cuya labor permitió la consecución de un «hito importantísimo».

La munícipe recordó que los vecinos de les Alqueries venían reclamando la independencia desde principio de siglo, pero no fue hasta 1985 cuando la localidad pudo convertirse en «un municipio de hecho y pleno derecho».

Lara también hizo mención a las antiguas alquerías musulmanas que dan origen a la población («Bonretorn, Bellaguarda y Bonastre») y deseó que sigan las buenas relaciones con Vila-real. «Espero que continuemos hermanados, por el bien de todos», concluyó.

Tras el discurso de la alcaldesa, el disparo de una estruendosa mascletà puso el cierre a los actos festivos de la segregación.