Los ganaderos de Els Ports responden con indignación tras la postura de la Conselleria de Agricultura y Desarrollo Rural que califica de «excepcionales» los ataques de buitres sobre animales vivos. El presidente de la Asociación Firal de Morella, Iván Pitarch, apunta que la versión del departamento que dirige Mireia Mollá, «es mentira» porque les «pasa todos los años en la época de crianza».

En esta misma línea se expresa Ovidio Buig, ganadero del Mas del Noto, en Morella, quien manifiesta: «Se llenan la boca hablando de despoblación y cuando planteamos un problema que afecta a nuestro medio de vida miran hacia otro lado, es indignante». Los ganaderos aseguran que sus reivindicaciones «no son escuchadas» y que se les niega el problema que padecen. «Invito a la señora consellera a que suba a la comarca y verá con sus propios ojos el problema que no ve desde su despacho», dice Enrique Ferrando, que gestiona el Mas de Tosca en Ares del Maestrat.

Protocolo // Respecto al funcionamiento del protocolo en caso de ataque de buitres que gestionan desde el Consell, las críticas por parte de los afectados son rotundas. «Es interminable. Desde que llamas hasta que puedas cobrar pueden pasar dos años», dicen. Por otra parte, también denuncian las trabas que se encuentran para poder certificar la muerte por ataque. «Tienes que hacer mil papeles y ante la mínima duda se desentienden del problema», puntualiza Pitarch.

Por otra parte, los ganaderos critican el funcionamiento de los muladares y la falta de comida para las aves que, según indican, es el problema de fondo. «Si pudiéramos dejar los animales muertos en el monte sobraría comida. La que les dan ahora es insuficiente para todos los que hay», subraya Serafín García, quien tiene ganado en Els Ports.

Los ataques, según denuncian los ganaderos, se producen sobre aquellos animales que están en una situación de indefensión. Por eso el más recurrente, como ocurrió el pasado fin de semana en Vilafranca, se produce en el momento del parto. Es un estado muy delicado porque los animales, ya sean vacas u ovejas, permanecen tendidos durante varios minutos y tienen pocas opciones para defenderse. En este momento se abalanzan sobre ellas y empiezan a picarles en las zonas más blancas, es decir, en los ojos, la cavidad anal y en la parte de la nariz y la boca. A partir de la primera acometida, tanto la madre como la cría mueren tras una ardua lucha por la supervivencia contra los buitres.