La Diputación apuesta por la necesidad de adoptar soluciones «sostenibles y rentables» para reactivar sus plantas de purines de la provincia, como avanzó ayer a Mediterráneo el diputado de Ciclo integral del Aigua, Renovables, Residuos y Reciclaje, Ignasi Garcia. De las cinco instalaciones propiedad de la institución provincial, todas a excepción de la de la Todolella (que está en marcha y trata los purines de la zona de Els Ports) se encuentran prácticamente desmanteladas tras estar en desuso desde hace años, por lo que la Diputación ha incrementado en 50.000 euros el presupuesto anual destinado a las infraestructuras, que se eleva de 187.000 a 237.000 euros.

La fiesta ilegal que ocupó desde Nochevieja hasta el 4 de enero la nave de Sant Mateu evidenció, por un lado, la necesidad de evaluar la implantación de medidas de seguridad para evitar nuevos altercados y por otro, de buscar fórmulas para definir sus usos y poner en marcha de una vez por todas las plantas inactivas situadas en los términos municipales de Sant Mateu, la Salzadella, Albocàsser y Vall d’Alba. Esta última será la primera en activarse, con la colaboración de la Generalitat, a través de la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales (EPSAR). La oficina técnica de la Diputación está trabajando en impulsar esta planta. El objetivo que manejan desde la institución que preside José Martí es generar compostaje a partir del tratamiento de purines, los lodos de las depuradoras y los restos de poda de Consorcios de Residuos de la zona.

Pero para que sea una realidad, todavía debe firmarse un convenio con la EPSAR y el Consorcio de Residuos C2 (que llevaría los restos de poda), pendiente de una reunión con el nuevo gerente de la entidad para concretar la redacción final y formalizar la firma del acuerdo. La previsión es que se materialice este mes.

Para la Diputación «es prioritario el plan piloto de Vall d’Alba, ya que dependiendo del éxito del mismo, se podría exportar o adecuar el modelo al resto». Y mantienen contactos con entidades, como la Unió de Llauradors, para buscar otras salidas.

«La gestión de los purines es uno de esos grandes retos que tenemos enquistados desde hace tiempo y anteriores soluciones aportadas han fracasado; queremos ser precavidos para evitar errores del pasado y no realizar inversiones millonarias que acaben en espacios cerrados e infrautilizados», apuntó Garcia.

La pretensión es que el funcionamiento de las plantas sea «autosostenible», pues la aportación de lodos de la EPSAR supondrá un ingreso directo, al que se sumará el obtenido con la venta del producto que se genere allí.