Sin duda existen en Castellón personajes más conocidos en el mundo del deporte o del espectáculo, pero el ondense Óscar Rodríguez Peña es uno de los provinciales más relevantes a nivel mundial. En sus hombros recae la misión de llevar la tecnología más avanzada a los 54 países de África, pues dirige el programa de la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones), una Agencia de la ONU encargada de preparar el terreno para el 5G en el citado continente.

Con residencia habitual en Adís Abeba, capital etíope, su proyecto cuenta con una duración de menos de tres años y un presupuesto inicial de unos seis millones de dólares. «La UIT es la responsable de regular las telecomunicaciones del planeta y aquí estamos preparando el terreno para que todos los países africanos puedan disponer lo antes posible del 5G», confiesa.

Como es lógico, Óscar Rodríguez se encuentra con muchos obstáculos que intenta salvar a diario de la mejor manera posible: «En Europa el 5G será realidad en breve, pero en África llevará más tiempo. Lo que intentamos es que sea viable y para ello llevamos a cabo 27 acciones, como por ejemplo dejar libre la banda indicada para ello con trabajos de sensibilización, diplomáticos o de formación».

Una vida difícil en Etiopía

A nivel personal, este alto funcionario, que tras emigrar de Onda con 18 años estudió Telecomunicaciones en Barcelona y residió en País Vasco, India, Bruselas o Latinoamérica, fundando incluso su propia empresa, no oculta que la experiencia en Adís Abeba es de todo menos sencilla.

En Etiopía reside con su esposa y sus dos hijos de 8 y 10 años, pero salvo «una remuneración inmejorable» no oculta las dificultades que presenta «un entorno hostil. No lo digo yo, todos los expatriados opinamos así. Vivimos en una jaula de oro». Así explica algunos de los contratiempos: «Como no hay gente blanca, cuando salimos a la calle todos te miran, te piden dinero, te insultan o se ríen de ti, por lo que sueles optar por quedarte en casa».

Por si fuera poco, Adís Abeba se encuentra a 2.600 metros de altura, con lo que eso conlleva: «Te genera problemas de salud por el llamado mal de altura. Siempre te duele la cabeza, te cuesta respirar y te sientes cansado. Además la Sanidad aquí es horrible. Si te pasa algo, por mucho que tengas seguro privado, no hay medios, así que te evacuan a Nairobi que está a dos horas, por lo que si sufres algo grave llegas cadáver».

Añorando un Mercadona

Los problemas siguen con la contaminación, pues «todos los coches tienen de media 20 años y respiras a toda hora una espesa nube negra» y el desabastecimiento de los supermercados: «Las estanterías de los comercios están vacías o las llenan con el mismo producto para que parezca que haya algo. La divisa local no vale nada, por lo que no pueden importar. Por mucho que tengas dinero, no puedes gastarlo, así que mataríamos por disponer de un Mercadona con el que llenar la nevera. Para comprar pastillas de lavavajillas tuvimos que coger un avión y viajar al país de al lado», añade.

En cuanto a la educación, «hay tres o cuatro colegios internacionales que son carísimos. Les llevo al segundo más caro, que cuesta 20.000 dólares al año por niño, pero el más caro cuesta 40.000; un robo a mano armada». Hablando de armas afirma que Etiopía sufre «una guerra civil encubierta» y añade que «la religión está por encima de todo. Mi secretario lleva cinco años con su pareja y no se han besado por creencias religiosas. Además está prohibida la música extranjera». Con estos mimbres no oculta que «cuando pueda» volverá a Europa al tener opciones de trabajar como funcionario de la Unión Europea.