La pirotécnica sufrió el contagio después de haber disparado el pasasdo 8 de marzo la que fue antepenúltima "mascletà" del ciclo fallero, en el ejercicio en el que cumplía 20 años disparando en la plaza, En concreto, "el día 13 empecé a sentir los primeros síntomas, pero la fiebre se me declaró el 15". No se sometió a pruebas "porque me preguntaron en el Centro de Salud y tenía absolutamente todos los síntomas.

Desde entonces me han estado haciendo seguimiento y también tengo un amigo médico que se ha preocupado por mí". Y aunque no ha necesitado hospitalización, "he pasado unos días que no se los deseo a nadie. Unos saltos de fiebre increíbles, de mucha a poca, agotamiento, todo el día en la cama, tenía un hilo de voz, una tos que no se la doy a pasar a nadie". Desde entonces, su vida ha sido "descanso, paracetamol y agua. Toda la del mundo, casi hasta tener náuseas. Pero era necesario. Era preciso".

El contagio llegó también a su marido y, de manera mucho más leve, a su hijo y a su nuera, quien la va a hacer abuela pronto "y quiero que esté bien recuperada". La pirotécnica de Burriana está abrumada "por la cantidad de gente que me ha llamado dándome ánimos". Por ejemplo, con la publicación que ha hecho el concejal Pere Fuset en sus redes sociales. Ahora, de momento, peramence confinada en casa a la espera de recuperarse lo más rápidamente posible y empezar a pensar en cómo salvar una temporada que, para el sector pirotécnico, se ha complicado especialmente con el aplazamiento de las Fallas, pero que aún está más amenazada en función a lo que suceda con las fiestas de verano.