Decir Villamalur es sinónimo de decir buenas cerezas. Este sabroso fruto es el producto estrella de la bella localidad del Alto Mijares la cual, pese a tener en estos momentos únicamente 95 habitantes censados, se vuelca mediante sus actuales vecinos y junto a todos aquellos que ahora se ganan la vida fuera de dicho término municipal, quienes año tras año mantienen viva una tradición heredada de sus ancestros: el cultivo, la recogida y la posterior venta de la cereza.

Una labor histórica que lidera la asociación Recupera Villamalur, la cual fomenta la conservación de los valores y tradiciones de su pueblo, y que en estos momentos, tras recuperar la nueva normalidad tras el estado de Alarma producto del coronavirus, ha elaborado un vídeo promocional mediante el cual nos lleva, a través de sus cuidadas imágenes, a realizar un recorrido por la historia, el cultivo y la recogida de las cerezas en Villamalur. Una localidad que, pese a ser golpeada por la despoblación, se aferra a su pasado para mirar al futuro con cierto optimismo y trabaja para mantener vivas sus tradiciones.

Presidida por Rosa Gómez Sancho, Recupera Villamalur hace un recorrido por la población, por su campos, y analiza con agricultores y gente mayor todavía en vida (o incluso ya con algún fallecido reciente), en el que se explica la antigua historia de este arte de la agricultura, así como analiza las distintas variedades que emergen en sus árboles y repasa detalladamente el proceso de cultivo, recolección y posterior venta de las cerezas.

Testimonios casi centenarios

Incluso en el vídeo se recogen fragmentos de vecinos de Villamalur que superan los 95 años, Uno de ellos es Enrique Gimeno, de 96 años, ya fallecido. "Desde siempre todo el mundo tenía cerezas para casa. Varias familias las vendían, entre ellas mi abuelo, y las llevaban con el macho a Onda o València", explicaba este antiguo recolector. "Entonces sólo había dos variedades, la negra y la común", proseguía.

Sobre las fechas donde la actividad es mayor, relataba, como puede verse en el vídeo, que "la época de la cereza iba de mediados del mes de mayo hasta bien avanzado julio". "Primero se cogía la negra, luego la común, y la talegal era la más tardía. De las variedades que se recogían la única injertada era la talegal, el resto era natural", aportaba Gimeno.

Después de la Guerra Civil, continuaba este testimonio de 96 años, "hacia los años 40 las llevaban a Matet y de allí a València". "Mi abuelo plantó una gran extensión de cerezos en esa época. La cereza empezaba a dar dinero y todos en Villamalur empezaron a sembrar gran cantidad de cerezos donde antes había trigo". "Comenzaron a injertar la variedad talegal, que es la que mejor se vende. En esa época, empazó a venir un camión diario que llevaba las cerezas al mercado de Abastos de València", añadía.

La situación actual de las cerezas de Villamalur y su proceso

Aquello eran otros tiempos, en la actualidad se cultiva mucha menos cereza que hace años e incluso, en algunos casos es por afición y por mantener viva una tradición que se hereda de padres a hijos, de abuelos a nietos...

Para cultivar cerezas se han de dar unas determinadas condiciones climáticas que se dan en Villamalur y su término: una altura, el frío y la llegada de la calor, eso hace que las cerezas que se producen sean de gran calidad.

En otoño e invierno el cerezo reposa tranquilo. Al final del invierno y principio de la primavera se podan, según la luna y posteriormente se injertan y se plantan los plantones nuevos, que pueden ser de una clase concreta o pueden ser cerezos albitos, es decir, bordes del terreno, para luego injertar de la clase que se quiera, se prepara el terreno con abono o estiércol y todo listo para la cosecha.

En primavera el cerezo inicia la floración , un espectáculo de luz y color digno de ver, un regalo para la vista. Es un buen momento para una visita a los cerezos en flor. La experiencia no te defraudara

Incluso en Japón hay una Fiesta del la Floración del Cerezo que celebran comiendo y bebiendo dando la bienvenida a la cosecha.

Esa flor se convierte posteriormente en fruto, cae y aparece la cereza verde y pequeña, es el momento de labrar y limpiar el huerto de hiervas ayudando a la maduración.

La cereza pasa del verde, al rojizo y una vez maduras al color rojo intenso y la cereza con todo su sabor aparece como producto final.

El análisis de la situación actual

"El proceso conlleva todo el año la atención del agricultor y no se sabe muy bien porque unos años son de buena cosecha y otros no. Es la vida del agricultor", explica la presidenta de Recupera Villamalur, Rosa Gómez.

Los miembros de su asociación y los vecinos en general reconocen que "el cultivo de los cerezos y la recogida de las cerezas de Villamalur, por desgracia, han ido perdiendo producción, pero por suerte mantienen el prestigio, el sabor y la calidad".

Gómez insiste en que "con el vídeo promocional, con estas imágenes y con este relato pretendemos acercar a toda la gente esos recuerdos tan bonitos de una tradición que nunca debemos perder". "Un pueblo que pierde sus recuerdos pierde su identidad, y en Villamalur no estamos dispuestos a ello", concluye la dirigente y portavoz de Recupera Villamalur.