Seis números han acompañado a un vecino de Nules desde hace 30 años. Desde que comenzó a jugar a la Primitiva, Voro Chape, de 61 años, valida todos los jueves la misma combinación: 13, 15, 26, 42, 45 y 47. Una apuesta que en todo este tiempo le ha dado alguna que otra alegría, pero ninguna comparable a la que constató ayer por la mañana, cuando al revisar los boletos con los que juega semanalmente, comprobó que el ganador del premio de primera categoría de 726.996,94 euros, era él.

Muy conocido en este municipio, la noticia corrió como la pólvora en cuanto en el estanco de la calle Matías Torrejón --la expendeduría donde selló su participación--, colgaron el cartel que acredita que la suerte se pasó el jueves a visitarlos. El propio Voro quiso compartir con la propietaria del establecimiento su júbilo y lo hizo de manera efusiva «estaba muy emocionado y nervioso», señaló María, quien recordó que aunque han dado otro premio importante, ninguno de esta cuantía.

El hombre del día

La mañana de ayer fue de celebración para el agraciado. Tras pasar por el banco para guardar a buen recaudo su pequeña fortuna, sumó a su propia excitación la de cuantos se cruzaban en su camino, a quienes, de buen seguro, les contó alguna de las anécdotas que dan una chispa de color a una historia con tan feliz y suculento desenlace.

Porque cuando el jueves por la noche Voro se fue a la cama, ya había echado un vistazo a los resultados y, de memoria, «estaba convencido de que solo tenía cuatro aciertos». Acabó la jornada con una convicción recurrente: «Me acuesto todas las noches pensando que cuando despierte seré rico». Ha tenido que esperar 30 años, pero esta vez ha acertado.

Lo cierto es que la diosa fortuna ya lo visitó en el año 1998, cuando con la misma combinación «gané 580.000 pesetas». Desde entonces, en sus apuestas semanales había conseguido premios menores, «de 20, 150, 300 o 1.000 euros», asegura. No cabe duda de que nada comparable.

Llama la atención que a la pregunta de si volverá a recurrir a sus números de la suerte el próximo jueves, después de haber dado ya en el blanco, sin pararse por un instante a pensar la respuesta es afirmativa.

A las puertas del estanco de María, no eran pocos quienes ayer se detenían frente al letrero que anunciaba la concesión del premio lanzando algún que otro suspiro, porque el mero hecho de pensar que la suerte ha estado tan cerca, da vértigo.