La enfermedad no discrimina. Cualquiera es susceptible de contraer cualquier dolencia, independientemente de donde viva, incluso si su casa son unos bloques de adobe en medio de un inhóspito desierto. Y el covid-19 no es una excepción.

Lo único que marca la diferencia según quién seas y dónde habites son los recursos de que dispongas para protegerte y en eso, quienes dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir, parten con una clara desventaja. Por esta razón, la solidaridad de quienes se encuentran en una mejor posición frente a cualquier contrariedad es esencial.

La Asociación de Vecinos de Carbonaire y adyacentes de la Vall d'Uixó se ha centrado en las últimas semanas en ejercer esa solidaridad que parte de la premisa de que si los derechos no están al acceso de todos en igualdad de condiciones se convierten en privilegios. Apelando al altruismo, pidieron ayuda para recoger material sanitario básico para hacer frente a la pandemia. Este será enviado a los campamentos de refugiados saharauis, en concreto al colegio de médicos que presta asistencia a los miles de desplazados herederos del abandono español de la que fuera una de sus colonias, con las consabidas consecuencias.

Su llamamiento ha surtido efecto, no han sido pocas las personas que se han acercado hasta su sede para entregar mascarillas, guantes, gel hidroalcohólico y paracetamol, que en breve llegarán a su destino.

Esta iniciativa forma parte de una campaña impulsada por las asociaciones de amigos del pueblo saharaui, que alerta no solo sobre las dificultades para adquirir este material, sino de las circunstancias en las que desempeñan su labor los sanitarios en los hospitales de los campamentos de refugiados, donde trabajan 24 horas a 50° con una sola mascarilla quirúrgica.