Vinaròs vivió ayer una nueva jornada de gran afluencia de visitantes en el que era el segundo fin de semana tras la entrada en vigor del cierre de bares y restaurantes en Cataluña. La imagen del paseo marítimo de la capital del Baix Maestrat volvió a convertirse por momentos en una típica estampa de cualquier fin de semana de verano, con bastante gente paseando y sentada en las terrazas.

Como el pasado fin de semana, fueron muchos los visitantes de localidades catalanas cercanas como Alcanar, Ulldecona, la Sénia o Sant Carles de la Rápita que decidieron dar un paseo por Vinaròs o acudir a comer y quedarse a ver el partido de fútbol entre el FC Barcelona y el Real Madrid en una terraza o el interior de algún local que ofrecía el encuentro. Muchos restaurantes estaban completos ayer en su aforo a la hora de comer y las terrazas del paseo marítimo también se llenaron de clientes como el pasado fin de semana.

En la Penya Barça Vinaròs, la junta directiva acordó extremar las medidas de seguridad y sanitarias a la hora del partido. De este modo, a los socios que fueron al salón de actos para presenciar el clásico se les tomó la temperatura, se les proporcionó gel hidroalcohólico, se apuntó su nombre y teléfono, y además de la obligatoriedad de llevar mascarilla, se estableció la distancia de seguridad entre ellos. En la Peña Madridista Vinaròs se puso una pantalla exterior, al igual que en otros dos locales situados en pleno paseo marítimo en los que se concentró la mayor parte de gente que quería presenciar este enfrentamiento.

Las fuerzas de seguridad han establecido un dispositivo especial de refuerzo para este fin de semana en la capital del Baix Maestrat y que arrancó la noche del viernes para evitar acumulación de gente y botellones, especialmente en el puerto, y ayer se reforzó, especialmente, durante las horas del partido. En esta franja horaria, los agentes acudieron a las peñas y a aquellos bares que daban el encuentro para controlar que se seguía la normativa. No hubo incidentes destacables. También por la noche se realizaron controles para garantizar que se cumplía con el toque de queda.

El alcalde, Guillem Alsina, apeló a la prudencia y responsabilidad ciudadana para evitar más contagios, dado el repunte de casos de coronavirus en la localidad esta semana. «Estamos ante una segunda oleada y todas las precauciones son bienvenidas para luchar contra el virus. Son necesarias la conciencia social y la disciplina», dijo el primer edil.