La dureza de la pandemia demuestra una vez más que siempre saca la mejor humanidad de los vecinos. Viendo que en otras localidades de la provincia los agricultores se habían sumado a las tareas de desinfección para ayudar al Ayuntamiento, un grupo de jóvenes labradores de Betxí no dudó en hacer lo mismo y se ofreció al alcalde, Alfred Remolar, a poner su maquinaria y su tesón a disposición de las necesidades municipales de forma desinteresada y voluntaria.

Así, en marzo y abril, durante dos días a la semana, de 21.00 a 00.00 horas, estos trabajadores del campo --tres cada noche-- recorrían todas las calles de Betxí para fumigar con los atomizadores enganchados a sus tractores e intentar dejar cada uno de los rincones urbanos libres de covid. De hecho, aunque ahora con menor asiduidad, aún siguen haciéndolo cada 15 días.

Conscientes de la altruista labor de estos héroes anónimos, el Ayuntamiento ya organizó a principios de junio una vuelta de honor para que los agricultores sintieran el calor y el aplauso del resto de convecinos. Un homenaje que ayer adquirió la máxima dimensión al recibir un diploma que les acredita como Betxinencs de l’Any en reconocimiento de todo su esfuerzo por ayudar al pueblo, además de una botella de vino personalizada con sus nombres.

De los labradores que se alternaban, Ximo Gumbau (Ximet) y David Ródenas fueron los que más noches repitieron, quienes aseguran que lo hicieron encantados, hasta el punto de que habrían salido a pulverizar cada día si hubiese hecho falta. «No tenemos ningún problema, estamos al servicio del pueblo», dice Ximet. «Haría lo que haga falta. Es para proteger a nuestras familias y amigos... Si los vecinos no arrimamos el hombro, no lo hará nadie», apunta David.