Las de este año van a ser otras. Distintas a las habituales, serán unas navidades que muchos auguran como tristes y frías, mientras otros se esfuerzan en convertirlas en todo lo contrario, para que sean especiales dentro de las limitaciones, las restricciones, las distancias...

Hace un mes, cuando todo ya apuntaba a unas fiestas sin multitudes, sin comidas familiares, de empresa o amigos, sin todo lo que al fin y al cabo fundamenta el espíritu navideño tradicional, una vecina del barrio Carmaday de la Vall d’Uixó propuso hacer algo por transformar un panorama tan triste y la idea fue invitar al resto de residentes a que decoraran e iluminaran sus viviendas y organizar un concurso. El llamamiento caló hasta tal punto que unas 30 familias se pusieron manos a la obra y el resultado ha sido una exhibición de luz y espíritu navideño sin precedentes en el municipio.

Susana Vives, presidenta de la comisión de fiestas que se ha encargado de organizar esta iniciativa, resaltó la implicación de sus vecinos, así como el estricto cumplimiento de las normas de seguridad anticovid, pues cada cual vivió la jornada desde su casa y los escasos contactos se limitaron para garantizar la salud colectiva.

'Tour' por las casas del barrio

Una comitiva oficial integrada por miembros de la junta de la comisión, tres concejales en representación del Ayuntamiento, Papá Noel y los Reyes Magos, recorrieron las casas inscritas repartiendo alegría y bastantes dosis de ilusión, que buena falta hacen en los tiempos que corren.

Entre los participantes hubo decoraciones más sobrias y tradicionales, y otras mucho más llamativas. Durante los próximos días, todo aquel que se pasee por las calles de este barrio de viviendas unifamiliares podrá ver desde un verdadero poblado de elfos dedicándose a sus élficas ocupaciones, hasta una casa que genera nieve u otra donde un elfo cuenta una historia a quien se acerque al jardín.

Los tres ganadores recibieron un trofeo y todos los participantes, una medalla especial en agradecimiento por su implicación, en una iniciativa que solo buscaba dar un giro a las circunstancias. La ventaja de Carmaday es que todas las residencias del barrio son de planta baja y cuentan con un jardín, por lo que Papá Noel y los Reyes Magos pudieron dejar a los niños regalos y dulces sin tener que acceder a las propiedades.