Solo escombros quedan ya de ese edificio número 167 de la avenida José Ortiz que tantos quebraderos de cabeza y tantos años (23 ni más ni menos) ha costado retomar su demolición en Almassora. Las 38 viviendas que faltaban por derribar del Grupo B se han convertido ahora en un montón de residuos de construcción y lo han hecho en un tiempo exprés, superando todas las previsiones.

Tras las tareas previas que empezaron en Navidad, la empresa adjudicataria de las obras, Construcciones y Desmontes Ribera Navarra, llevó la artillería pasada el 19 de enero y, en poco más de dos semanas, el bloque de casas ha pasado rápidamente a ser historia, aunque los operarios tenían todavía hasta marzo para derrumbar la fachada. «Y, además, provocando las mínimas molestias posibles», apunta la concejala de Urbanismo, Carmina Martinavarro.

A falta de retirar los escombros, con el edificio ya en el suelo, la pregunta que se hacen los vecinos es clara: ¿qué va a ser ahora del solar? No hay nada decidido aún, pero lo que le gustaría al Ayuntamiento es construir en la zona un centro de día, aunque será la Conselleria de Vivienda, como propietaria de los terrenos, la que tenga la última palabra y dictamine qué uso quiere dar en el futuro a esa parcela.

«Creemos que lo idóneo sería contar con un centro asistencial, ya que es un espacio que sería de gran utilidad para los vecinos, y así se lo hemos trasladado al Consell», apunta la edila, y añade que, en función de las necesidades, ya verían si esa hipotética instalación iría destinada «a mayores o a algún tipo de colectivo especial». De hecho, un centro para personas con alzhéimer es una de las propuestas que el Ayuntamiento ya había puesto sobre la mesa a la anterior consellera del área, María José Salvador.

¿Más pisos en la zona?

Sea como fuere, lo que sí saben a ciencia cierta desde el Ayuntamiento es que la Generalitat no construirá más viviendas en ese solar. Al menos ese es el «compromiso» que mantienen con el actual titular, Rubén Martínez Dalmau, y que también hizo su predecesora en el cargo.

Al estar los trabajos ya a punto de finalizar (los más gruesos ya están), Martinavarro confía en agilizar el proceso y retomar «en breve» las conversaciones con la Conselleria para acordar qué uso le van a dar a la explanada que ha albergado tantos años el Grupo B.

Pedir la cesión de los terrenos no es una opción que contemple ahora mismo el consistorio. «Nosotros no tenemos capacidad para hacer una inversión así», destaca, y aboga que sería «más útil» lograr una cesión entre consellerias y fuera Políticas Inclusivas la que asumiera la parcela para poder edificar un centro de día.