La respuesta del Ayuntamiento de la Vall d’Uixó ante los destrozos provocados en una zona de descanso en la pista forestal que lleva hasta Sumet es que los actos vandálicos se han producido en una propiedad privada y «no existe constancia de ninguna denuncia».

Ya lo adelantaba este periódico al explicar que la zona objeto de la destructiva acción era frecuentada por un grupo de vecinos, en su mayor parte jubilados, que poco a poco habían ido arreglando el entorno para poder disfrutar de la tertulia al aire libre. A pesar de no ser una parcela pública, no existe ninguna limitación de acceso, dado que se encuentra en una pista muy frecuentada por aficionados al senderismo, pero también, desde hace un tiempo, por grupos de jóvenes que encuentran en este rincón un lugar apartado donde encontrarse, lo que ha generado algún roce con los propietarios.

La sospecha que cobra más peso sobre este incidente es que, como consecuencia de las restricciones establecidas para frenar la expansión de la pandemia, algunas personas podrían haberse citado allí para hacer botellón (el entorno está lleno de basura de todo tipo, como botellas y botes, bolsas de plástico o envases de comida rápida), y en algún momento alguien decidió que podría ser divertido destrozar a golpes una mesa y un banco de obra y un pequeño porche que ha desaparecido por completo, dado que han derribado los pilares y los muros, y han esparcido las uralitas que hacían las veces de cubierta entre los matorrales.

Al no existir denuncia, no habrá una investigación para esclarecer lo sucedido, a pesar del rechazo social y municipal que estos hechos han generado.