«Convivir con el puerto». Es lo único que piden los vecinos del distrito marítimo de Almassora, que avisan de que «en un periodo de entre 60 y 70 años» la invasión del mar ha sido tal, que ahora mismo la playa es prácticamente «una cuarta parte» de lo que era hace unas décadas. Ese retroceso de la costa, agravado por los temporales marítimos, recuerdan que empezó sobre todo «a partir de la ampliación del puerto del Grau», por lo que reclaman reforzar los espigones y crear nuevos para proteger el litoral de la población.

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De izquierda a derecha, Iago Alvariño, Héctor Naya y Evaristo Palomar, miembros de la asociación de vecinos de la playa de Almassora.

A su juicio, ha quedado demostrado que las escolleras actuales «no han dado resultado», y como ejemplo ponen el cambio que hicieron en una de ellas, al modificar su configuración, trasvasando parte de las rocas para ampliar la de la Mediterrània. «Eso no sirve. Si no construyen más, mal asunto. Habrá urbanizaciones que sin querer pasarán a estar a primera línea de playa», critica Evaristo Palomar, uno de los miembros de la asociación de vecinos.

«Aquí estamos marginados»

Desde el colectivo, que preside Iago Alvariño, la solución para evitar esta situación, que no se hizo en su momento, era sencilla: destinar los mismos recursos que fueron a parar para ampliar el puerto a reforzar, de forma correlativa, la protección de la playa. «Nos parece fantástico para el bien de la provincia que agranden la instalación portuaria, pero nosotros estamos aquí marginados. Si había dinero para eso, también lo debería haber para hacer aquí las infraestructuras necesarias para defender la costa», subrayan. Y añaden que nadie tuvo en cuenta entonces «la repercusión» que esa ampliación supondría para los residentes de la zona.

El colectivo reivindica una vez más que las actuales escolleras no son suficientes para proteger la playa.

De esa falta de protección en el litoral de Almassora que arrastran desde hace décadas se deriva la facilidad que tiene el mar para sobrepasar la playa, anegar las calles y afectar las viviendas, no solo las de primera línea. «Cada vez que llega un temporal es un tormento vivir aquí. Directamente, es inviable», describen.

«Esto es una ratonera»

De hecho, más allá de las molestias en los inmuebles (con los garajes inundados en más de una ocasión), critican que la zona se convierte en una «ratonera» en época de lluvias intensas, ya que se quedan «aislados» y, por ejemplo, los autobuses escolares no pueden llegar a recoger a los niños y «ni siquiera las emergencias pueden acceder» por el agua, comentan.

La alcaldesa, Merche Galí, trasladó el jueves al servicio provincial de Costas ese «sufrimiento por duplicado» que padece el litoral de Almassora debido a la influencia del puerto y los efectos de los temporales, con la idea de que el órgano dependiente del Ministerio de Transición Ecológica priorice intervenir en la localidad al estar más afectada que otras.