Dedicar media vida a garantizar la protección de los más vulnerables transforma, inevitablemente. De eso está convencida Mª Dolores Tomás, la primera trabajadora social que tuvo el Ayuntamiento de la Vall d’Uixó. Hoy se jubila, tras 38 años de servicio público en la población que estos días han tenido su correspondencia con las sucesivas llamadas y mensajes de agradecimiento por su despedida.

Mª Dolores hace gala de una filosofía de vida consciente, que resta gravedad a lo que no la merece tanto. «Todo empieza y todo tiene que acabar», contesta a la pregunta de si echará de menos su trabajo. Con 65 años ha tomado una decisión que la permitirá «volver a empezar», según dice.

De 10 a 11 personas al día

Cada día, de lunes a viernes, Mª Dolores atendía de 10 a 11 personas que compartían con ella sus dificultades para hacer frente a cuestiones tan esenciales como comer, pagar el agua, la luz, resolver conflictos familiares, encontrar un trabajo... Circunstancias todas individuales, anónimas, cotidianas «que te cambian la vida. La gente te enseña y recorres un camino» que, pese a haber llegado a su fin, ha hecho de Mª Dolores la mujer que es hoy.

Una persona a la que sus compañeros del departamento de Servicios Sociales del Ayuntamiento de la Vall d’Uixó quieren despedir «como se merece». Y ese reconocimiento llega en forma de visibilización. Su deseo es que todos sepan que hay gente como su compañera Mª Dolores, la marquesa, como cariñosamente la llaman, que no solo ha sido una profesional ejemplar, sino una persona entregada a su cometido.

Parece inevitable preguntar si hubiera preferido jubilarse en otro momento, porque la pandemia lo ha complicado todo, pero está convencida de que «hay que aceptar lo que nos toca». Y a ella le ha tocado dejar huella.

Llegó a la Vall con los ayuntamientos democráticos, cuando solo había trabajadoras sociales allí, en Vila-real, Burriana y Castelló. En la actualidad, solo en su departamento hay siete. Porque todo ha cambiado. Para su gusto, la tecnología ha generado distancias que antes no existían, papeleos que antes no se requerían... pero ese ha sido otro reto a asumir, porque al que menos tiene, «hay que favorecerle».