En marcha el reclamado centro de diálisis en Vinaròs. Tras cinco años de reclamaciones de la asociación de enfermos renales del Maestrat (Apfercom), los pacientes están de enhorabuena, ya que la nueva instalación, situada en la calle Pablo Ruiz Picasso, abrió este lunes al público sus instalaciones en un amplio local equipado con la maquinaria necesaria, atendiendo desde primera hora de la mañana a las primeras personas que esperaban su turno.

Un renovado servicio, adjudicado a la empresa Diaverum Servicios Renales SL, por tres años (más otros dos renovables), que el colectivo confía en que «dignifique y aumente la calidad de vida de los pacientes», y pide que «cumpla todas y cada una de las condiciones del pliego de prescripciones técnicas del expediente», destacan.

Desde su fundación en el año 2016, la asociación ha denunciado en más de una ocasión las carencias del anterior centro de diálisis, e incluso llegó a presentar una queja al Síndic de Greuges, además de reclamar un servicio de nefrología y una unidad de diálisis en el Hospital Comarcal de Vinaròs para mejorar la calidad de vida de los pacientes, en cuyo departamento de salud hay actualmente cerca de 115 enfermos renales, como estiman desde la agrupación, con una media de edad de entre 75 y 90 años.

Un lustro de reivindicaciones

La creación de Apfercom solo fue el primer paso para reivindicar lo que por fin es una realidad, y es un nuevo centro que contribuya a que pacientes y familiares tengan un trato digno y una calidad de vida aceptable. La asociación fue el altavoz necesario para denunciar su situación públicamente.

Más allá de elevar su cruzada al terreno político, consiguiendo la aprobación de una proposición no de ley para dotar el Hospital Comarcal de una unidad de hemodiálisis (su principal objetivo), también han logrado el apoyo unánime a sus demandas a través de mociones del Ayuntamiento de Vinaròs y otros consistorios de la comarca del Baix Maestrat.

La adjudicación del servicio de hemodiálisis en el norte de la provincia ha sufrido varios aplazamientos y se produjo con mucho retraso, tras llevar años prorrogado, puesto que el anterior concurso quedó desierto. Finalmente, fue la multinacional sueca Diaverum la que se llevó la puja.