Voluntad, esfuerzo y esperanza son los valores de los que están haciendo gala los empresarios turísticos de Peñíscola, que han sabido transformar una situación adversa como es la pandemia del covid para reinventarse y acometer actuaciones para mejorar y renovar sus instalaciones y servicios.

Así, con la vista puesta en un inmediato futuro más halagüeño, los hoteles María Cristina, Castillo de Peñíscola (antes, Los Delfines) o el complejo de apartamentos La Florida han decidido invertir en su reforma integral con la intención de aumentar su calificación y servicios y alargar la temporada.

En este sentido, Mariano Sanz, gerente del grupo Hoteles Mediterráneo --al que pertenece Castillo de Peñíscola-- sostiene que «aunque la explosión del coronavirus fue un mazazo», que obligó a retrasar plazos de la obra y replantear el proyecto para adaptarlo a la nueva situación, «no perdemos la ilusión, aun siendo muy cautos, de poner en marcha el hotel tan pronto nos permita la situación sanitaria». Asimismo, Sanz destaca que «no hemos decidido si será para abrir todo el año, dadas las características del hotel, situado en un lugar privilegiado, o para alargar la temporada más que en otros edificios que tenemos aquí».

La crisis sanitaria fue sobrevenida pero, lejos de dejarse llevar por el desánimo, los empresarios siguieron adelante con sus proyectos. Una actitud que ha puesto en valor el presidente de Agretur (Agrupación de Empresarios Turísticos), Francisco Ribera: «Casi toda la planta hotelera estaba renovada y los hoteles que están finalizando estos meses su reforma ya la tenían programada antes de la pandemia. Es más, el ritmo de los trabajos se ha visto condicionado por la crisis sanitaria; primero, por la falta de ingresos del año pasado, y, segundo, por la apertura tardía de los establecimientos».

Ribera pone énfasis en el hecho de que «cuando finalicen las remodelaciones de las tres grandes obras, nuestro destino contará con la planta alojativa más actualizada de todo el litoral castellonense y eso nos sitúa en excelente ventaja competitiva frente a otros destinos turísticos».

Además de los establecimientos que han apostado, pese al escenario de pandemia, por seguir la tendencia de los últimos cuatro años en cuanto a renovar sus locales, otros gerentes de negocios han demostrado su tesón y esfuerzo a la hora de plantar cara a la situación generada por la incidencia del coronavirus. Son los que han mantenido abiertos sus hoteles durante todo el año, pese a las dificultades.

Uno de ellos es José Marín, propietario del Hotel Pepe, que aunque lamenta que la coyuntura le ha supuesto «pérdidas del 80% por los cierres perimetrales y otras restricciones», se muestra «prudentemente esperanzado» para la Semana Santa y el verano, «si bien, todo apunta a que en las fechas de Pascua solo podrá venir los vecinos de la Comunitat, ya empiezan a llegar reservas».

Dos empresas superan un concurso de acreedores

Por otro lado, las empresas Zyssa Resorts, del grupo inmobiliario al que pertenece el hotel Ágora Spa & Resorts de Peñíscola, y Vacaciones y Turismo han superado el concurso de acreedores en el que estaban inmersos desde 2017, según recoge el Boletín Oficial del Estado (BOE), tras conseguir un leasing de Cajamar de 20 millones de euros.

Sobre el tema, Rosa Suescún, gerente de Ágora, valora que «en estos tiempos complicados para el sector turístico, surge una noticia muy positiva y es que dos empresas, con su gestión, esfuerzo y constancia, han logrado superar fases negativas derivadas de la pasada crisis inmobiliaria», y añade «Agora Hotels & Resorts, gestora desde el principio, sigue su curso y ampliando el abanico; tenemos ilusión para, en cuanto la pandemia lo permita, seguir desarrollando nuestras actividades».