En el Ayuntamiento de la Vall d’Uixó confirmaron este jueves que «tendremos en cuenta» las casi 240 firmas que el miércoles presentaron por registro de entrada vecinos del Carbonaire contra la instalación de una nueva falla en el barrio, aunque ratificaron que, por el momento, no han dado ninguna autorización, «porque no se ha hecho ninguna solicitud al no celebrarse actos», según explicaron desde el equipo de gobierno.

La movilización vecinal se inició en el 2019, cuando se tuvo constancia de que existía la intención de instalar el casal fallero en este barrio. Tuvieron que interrumpir la recogida de firmas como consecuencia de la pandemia y no ha podido concretarse la disconformidad oficial hasta ahora.

Nada confirmado

Para el consistorio, en el momento actual, como la misma falla 9 d’Octubre reconoció, no hay un problema, porque no hay nada seguro. De hecho, no existe ninguna constancia oficial de que la ubicación definitiva del monumento sea la que apuntan los residentes en la zona.

Desde el consistorio remarcaron que la comisión tiene los papeles y registros en regla y cuentan con el visto bueno de la Junta Central Fallera para sumarse a la fiesta. A partir de ahí, cuando llegue el momento de organizar algún acto, tratará de mediarse para dar con una solución.

Las comisiones reinventan actos en tiempos de covid

La pandemia ha generado inesperadas relaciones. Mientras las calles experimentan por segundo año consecutivo la ausencia de monumentos falleros, algunas comisiones han dado un giro radical a sus aspiraciones festivas diseñando programas cargados de imaginación y ganas de hermandad, pero también compromiso social y solidaridad.

El casal de la Ja Estem Tots recibió la visita de más de 100 personas durante toda la jornada. No hubo música, ni masclets. Hubo sanitarios, porque se había organizado una donación de sangre que registró un récord de participación. Este domingo, si el tiempo lo permite, la misma falla ha convocado una limpieza del litoral. Y son solo dos ejemplos de un programa cargado de esa otra manera de interpretar el papel que puede jugar una comisión fallera.

No han sido los únicos que han repensado la manera de estar unidos estos días. Ha habido concursos de paella virtuales, donde mandaba más el aspecto que el gusto, inevitablemente. También se ha organizado una cata de vino virtual, como la que propuso La que Faltava, cada cual desde su casa, compartiendo un acto muy típico de la comisión con relativas distancias.