Incluso para quien nunca traspasó sus puertas o no vivió sus años de esplendor, la discoteca Donald es un nombre familiar. Durante unos 15 años (de mitad de los 70 a finales de los 80) fue el centro neurálgico del ocio en la Vall d’Uixó, logrando una fama que atraía a personas venidas de otras provincias, sobre todo por su oferta de conciertos en vivo.