Las décadas de los 80 y 90 fueron realmente prodigiosas en Peñíscola. Varias discotecas con la mejor música de aquellos maravillosos años animaban las noches de la Ciudad en el Mar. Dos, en especial, por su antigüedad y popularidad, destacaron: la Fleca y la Trilogy. Pero hubo más que también hicieron disfrutar: Fila 7, Surfing, Bianca, Trip, Dreams o Capicua.

Ernesto Barrachina estaba al frente de Disco Fleca, un maño emprendedor que cuando aterrizó en Peñíscola ya contaba con una amplia experiencia en el mundo de la hostelería y la noche. "En Zaragoza trabajábamos en las discotecas Papagayo y antes, en Ibiza, en una disco-pub donde venía la gente vip, una vez vino hasta el entonces Rey Juan Carlos I; pero nos surgió la oportunidad de coger la Fleca en traspaso y decidimos probar suerte", cuenta.

Las fiestas en la Fleca duraban hasta bien entrada la mañana. María José Sánchez

La Fleca fue antes un horno de pan

Su aventura empresarial empieza en el año 1982, aunque la Fleca ya llevaba varios años funcionando. En sus orígenes fue un horno de pan (de ahí su nombre), en 1965 se transformó en un bar y cuatro años más tarde obtuvo la licencia de discoteca. "Nos la traspasó un suizo que tenía otra discoteca en Peñíscola, Miranda, y tuvimos que hacer reformas y adaptarnos a los cambios", explica Ernesto. "Era la cuarta o quinta discoteca más antigua de España", apostilla Gustavo Cantó, un valenciano que se convirtió en la mano derecha de Ernesto. Entró a trabajar de pinchadiscos en 1997 con veintipocos años y a los dos años ya era el encargado.

"El primer año, el del Mundial del 82, fue pésimo. Cogimos un negocio muy exprimido y tuvimos que reflotarlo; lo conseguimos en un año y medio, y, a partir del 85 fue un boom, aunque tenía poca capacidad, la discoteca siempre estaba llena y estaba de moda, abríamos en invierno y en fines de semana, lo de abrir solo en temporada no era para nosotros, y trabajamos muy bien", rememoran.

La Fleca marcó una época en la Ciudad en el Mar. Mediterráneo

Fiestas con temática del oeste

Las fiestas temáticas de la Fleca gozaban de una excelente acogida. "En los años 80 hicimos fiestas del oeste que fueron memorables, con caballos, carruajes...". También organizaron fiestas privadas, como despedidas de solteros, cumpleaños, para quintos... Una Nochevieja reunieron a más de 120 personas de una familia francesa repartida por todo el mundo.

Gustavo trabajó anteriormente en la discoteca Capicua y en la Fleca compaginaba la cabina con su función de encargado. "Cuando llegué, le planteé a Ernesto cambiar la música, y como no estaba muy convencido le dije que si no funcionaba, me iba y no cobraba, fue arriesgado, pero funcionó". Así, en las primeras horas de la noche pinchaba música de tendencias que estaban de moda en Europa, "como dance, hip-hop, house... y ya entrada la madrugada, éxitos más comerciales". En verano, el 80% de los clientes eran franceses y el resto turismo nacional y gente de Peñíscola y la comarca; en invierno los clientes de aquí y alrededores llenaban la discoteca.

La diversión y la buena música estuvieron aseguradas durante más de 30 años con la Fleca. Mediterráneo

La actividad en cabina era continua, en una noche podían pasar hasta 10 deejays diferentes: "Por la Fleca pasaron figuras internacionales, como el productor de Eminem".

Asiduos como Loquillo o el Gran Wyoming

"Otro famoso que también exprimía la noche era el Gran Wyoming, recuerdo que una noche lo tuvimos que llevar al hotel..."

Ernesto Barrachina - Exgerente de la discoteca Fleca

Entre las anécdotas más destacadas, Gustavo asegura que en la Fleca se fraguó el programa de televisión Muchachada Nui. "En los años del Festival de Cine de Comedia tuvimos como clientes a entonces jóvenes artistas, como Ernesto Sevilla, Joaquín Reyes o Raúl Cimas, y algunas noches se quedaban un rato a puerta cerrada y hablaban de sus proyectos". Y mientras unos pensaban en su futuro, otros se centraban en divertirse. "Enrique San Francisco se juntaba con Loquillo, Victoria Abril y Jorge Sanz y montaban unas juergas tremendas, otro que también exprimía la noche era el Gran Wyoming, que una noche lo tuvimos que llevar al hotel", recuerdan con una sonrisa.

La Fleca fue la discoteca de generaciones, incluso un jovencísimo Alejandro, el hijo de Ernesto, también disfrutó de aquellos tiempos. Así, cuando triunfaba El Chaval de la Peca, al adolescente se le conocía por El Chaval de la Fleca.

Gustavo Cantó (i) y Ernesto Barrachina (d), las dos almas máter de la Fleca, junto al hijo y la mujer de Ernesto. María José Sánchez

Fueron años que todos recuerdan con añoranza: "Lo hemos pasado muy bien e hicimos amistades que conservamos, la gente nos quiere y respeta y eso es lo más importante".

La Fleca cerró en 2016 y ahora es una tienda

La Fleca cerró sus puertas en 2016 y actualmente es una tienda de ropa, artesanía y productos gourmet. Gustavo dice que no se ha atrevido a entrar. "Prefiero tener el recuerdo de la discoteca"; Alejandro confiesa que se le pone la piel de gallina cada vez que pasa por delante, y Ernesto, tras más de media vida entregada al negocio (34 años) apunta que asumió que pasaba página el día que lo clausuró: "Cuando la desmontaba, lloré, pero solo ese día, cerré una etapa de mi vida y ahí se quedó".

La Fleca cerró sus puertas definitivamente en el 2016. Mediterráneo

Inicios de la Trilogy

Miquel Clariana, de Barcelona, fue uno de los fundadores de la Trilogy. "Hace casi 50 años un grupo de amigos abrimos la discoteca, éramos socios capitalistas y yo empecé sirviendo copas, entre todos montamos dos discotecas y yo otra más. De Trilogy hubieron dos, una cerca de Benicarló y otra donde actualmente está el hotel Don Carlos, que fue la que más tiempo estuvo en funcionamiento".

La discoteca Trilogy fue otra de las salas míticas de la noche peñiscolana. Mediterráneo

Clariana aterrizó en Peñíscola por amor. "Tenía una novia que su padre era millonario y compró varias propiedades y terrenos en Peñíscola y venía con ellos; al final no me casé con ella, pero sí desarrollé mi trayectoria empresarial aquí". De hecho, hace más de 40 años abrió un establecimiento comercial muy conocido, Menta, dedicado a la moda. "Allí conocí a la que es mi mujer, una francesa muy guapa que vino a trabajar a la tienda y me enamoró; ya llevamos más de cuatro décadas casados".

"Ni la música ni la forma de divertirse de entonces tiene nada que ver con lo que hay ahora; antes todo era mucho mejor"

Miquel Clariana - Impulsor de la discoteca Trilogy

Con ella comparte no solo su vida, sino también sus momentos más dulces y también los más amargos de su vida profesional: "Con la primera discoteca tuvimos un problema y nos embargaron el terreno, así que decidimos derruirla y montamos la segunda Trilogy".

Al principio todos los socios eran de Barcelona, y, más tarde, Clariana se asoció con dos hermanos de Madrid. "Después del 2000 aguantamos unos pocos años más pero finalmente decidimos cerrar porque todo había cambiado mucho y no resultaba rentable, algo impensable al principio, cuando llegaron a haber hasta seis discotecas en Peñíscola, eso sí, la más grande era la Trilogy", recuerda.

La Trilogy era una de las salas habituales de la juventud de las décadas de los 80 y los 90. Mediterráneo

Mono de 8 metros de altura

Clariana se confiesa un amante de la fiesta y tiene un recuerdo muy agradable de aquellos años. "Montábamos unas fiestas temáticas que eran una auténtica atracción, carnavales, hawaianas... una vez fui a la Costa Brava y me vine con un mono de 8 metros de altura que tenía un bar dentro y lo instalamos en la discoteca; causó un auténtico furor", asegura, "éramos los reyes de las fiestas".

La afluencia era continua: "Era algo tremendo, teníamos muy buen música y el equipo humano era fenomenal, había muy buen ambiente y fue una época memorable; solo tuvimos un problema en 25 años que acabó en los juzgados porque no se habían pagado unas copas y ganamos; lo que cobramos lo entregamos a una oenegé".

Miquel Clariana (i), junto a uno de los muchos famosos que pasaron por la Trilogy, como es Fernando Esteso. Mediterráneo

Música y tapas

En el exterior de la discoteca se ofrecía servicio de bar y cafetería, algo que muchos aprovechaban para cenar, picar durante la madrugada e incluso desayunar, "más de uno se pasaba la noche allí, porque se podían hacer las 7 de la mañana".

En el interior, la diversión no cesaba. "A las 2 de la madrugada invitábamos a todo el mundo a cava, había fuentes de cava y aquello era una locura". La buena música también fue una de las claves para triunfar en la noche peñiscolana, "en Benicarló, cerraban los pubs y venían a escuchar la música y bailar porque teníamos deejays magníficos y algunos aún continúan trabajando e incluso hacen programas de radio a nivel nacional".

Terraza de la discoteca Trilogy. Mediterráneo

Noches de película

El Festival de Cine de Comedia de Peñíscola llenó la Trilogy de rostros famosos y era habitual ver a reconocidos artistas convertidos en reyes de la pista. "He conocido a todos los actores y actrices que han venido a Peñíscola, nacionales o internacionales, como Peter Fonda y eran todos geniales", asegura.

Clariana, que ya está jubilado, vive ahora a caballo entre Peñíscola y Barcelona, y recuerda con nostalgia aquella época: "Todo ha cambiado mucho, ni la música ni la forma de divertirse tiene nada que ver con lo que hay ahora; entonces todo era mucho mejor".

Si bien la discoteca Trilogy ya es historia, el hijo de Miguel Clariana ha heredado de su padre su talante emprendedor y la pasión por el mundo de la noche. De hecho, ha seguido sus pasos y junto a un socio, es uno de los propietarios de la discoteca Ébano, la única que hoy en día está abierta en Peñíscola.