Desde la suspensión de las Fallas en marzo del 2020 por la irrupción de la pandemia, la incertidumbre ha estado presente entre todo el colectivo. La Conselleria de Sanitat tomará una decisión al respecto el próximo lunes y, aunque parece que los vientos soplan a favor de septiembre, las comisiones de Burriana ven con buenos ojos celebrar la fiesta en julio, como reivindica el Ayuntamiento, por la baja tasa de incidencia registrada el verano pasado, tener más tiempo para preparar las próximas y no coincidir con los actos patronales de la Misericòrdia.

Los presidentes de seis colectivos festivos explican a Mediterráneo los motivos que hacen declinar la balanza por esta fecha a la espera de lo que dicten las autoridades sanitarias, que ven como requisito indispensable avanzar en el proceso de vacunación para alcanzar la inmunidad de rebaño.

El médico y presidente de la Federació de Falles, Salvador Doménech, avala esta premisa, ya que «todo va a depender de la tasa de personas inmunizadas». «Y, aun así, tenemos claro que van a ser unas fiestas diferentes con todas las medidas para evitar el contagio», apunta. Y es que el virus se cebó con este colectivo durante los meses más crudos de la pandemia por lo que Loles Suárez, del barri La Vila, esgrime que los principales interesados en cumplir las normas son ellos: «Lo hemos hecho con todas las garantías, pero ahora queremos pasar página».

El presidente del Club 53, Manuel Usó, considera que con la elección de julio ganarían unos meses para «planificar el año que viene, renovar cargos y elegir con tiempo a las representantes de 2022». La necesidad de cerrar el ejercicio y el regreso de la actividad son las principales reivindicaciones a las que alude Vicent Blasco, de la Mercé, puesto que la paralización durante todos estos meses «ha hecho mella» y es «prioritario volver a abrir el casal». En la misma línea se manifiesta Berta Hernández, del Barri d’Onda, porque «los gastos siguen corriendo» y, aunque en el barrio les han apoyado mucho con la lotería, han tenido que «bajar las cuotas».

Por su parte, José Poveda, de Quarts de Calatrava, aunque le gusta julio, prefiere septiembre, «porque habrá más gente vacunada y hará menos calor para las falleras», y defiende la importancia que tiene la fiesta en el tejido productivo local y el fuerte impacto que tendría el no volver a celebrar Fallas. Finalmente, Emilio Morcillo, de Don Bosco, no oculta su deseo de «volver cuanto antes para acabar con el pasado y ponerse a pensar ya en el futuro».