Hubo un tiempo en el que Nules fue uno de los epicentros del ocio nocturno de la comarca de la Plana Baixa, de las noches de música y copas, con un nombre propio por encima del resto de oferta concentrada en el entorno de la plaza del Pilar, curiosamente, justo en frente del cuartel de la Guardia Civil. Ese nombre era la discoteca Nessie; y su propietario, Rafael Pons.

De aquellos días, como ha sucedido con tantos y tantos locales míticos, quedan hoy solo recuerdos y un local ocupado por un afamado restaurante del municipio, Cafo’s, que hoy dirige el hijo de su primer propietario.

Rafael Pons, propietario, junto a su hijo, del mismo nombre, ante el restaurante Cafo's, que ocupa el local que en su día fue la discoteca. MÒNICA MIRA

Podría decirse que la familia Pons tenía en sus manos un oligopolio del ocio, pues de su titularidad fueron, además de la discoteca, el legendario hostal Versalles, donde hicieron el alto numerosos personajes conocidos del momento, de paso en sus visitas a la provincia, como recuerda con cierta nostalgia Rafael, quien fuera uno de los fundadores del Gremio Profesional de Industriales de Discotecas y Salas de Fiestas de Castellón, allá por noviembre de 1980, a la que pertenecieron hasta 220 locales.

El nacimiento del mito

La primera versión de la Nessie abrió sus puertas en el año 1974 como la discoteca del Versalles, apenas con 100 m2 y un altillo ubicados junto al salón de banquetes. Pero «el éxito de la Nessie fue tan grande, que lo reconvertimos», creando así un gran espacio con dos pistas de música rápida, tres barras y «un frankfurt en la planta de arriba que comunicaba con la antigua discoteca, donde la música era lenta», explica Pons.

El C. F. Nules celebró en la discoteca por todo lo alto su ascenso a 2ª División B. R. PONS

Sus fiestas eran memorables. Algunas más que otras. Entre las que han pasado a la historia estuvo el campeonato del mundo de ordeñadores de cabras por parejas mixtas, una ocurrencia del propietario que llamó la atención de los medios de comunicación nacionales y que acabó siendo apoteósico, por la asistencia de público llamado por la repercusión.

Por sus pistas pasaron Lorenzo Santamaría, Bruno Lomas, Los Inhumanos, Juan Bau, la controvertida Sabrina o el Gato Pérez, entre muchos otros. El buen ambiente y la posibilidad de disfrutar de días de esparcimiento diverso, con música, comida e incluso una sala donde ver películas, fueron el secreto de su éxito, además de propuestas como los concursos de belleza, como Miss Nessie o Miss Discoteca Castellón, en el que llegaron a implicarse 12 locales.

Rafael Pons en uno de los concursos de Miss Nessie, en el que el premio fue un abrigo de pieles. R. PONS

Para Rafael Pons, el principio del fin de aquel momento dulce llegó con la droga. «La heroína estaba haciendo mucho daño y yo no estaba dispuesto a permitir trapicheos en la Nessie», asegura. Cuando comenzaron a frecuentarla personas conflictivas, llegó incluso a cerrar y permitir el acceso solo a los clientes «que tenían llave propia». Aunque el destino estaba escrito. La Nessie, como tantos y tantos locales en la década de los 90, desapareció.

Una de las fiestas de fin de año de la Nessie que todavía recuerda toda una generación en el municipio y la comarca. R. PONS

Pons asegura que hay una generación, «sobre todo chicas que ahora tendrán entre 52 y 60 años, que todavía me recuerdan lo bien que lo pasaban», en aquellos sábados y domingos por la tarde en los que llegaban a reunirse 700 personas entre los 16 y los 20 años. Memoria viva de un ocio ahora desaparecido.