La pasarela de madera que cruza la desembocadura del río Belcaire, en Moncofa, se ha convertido en muy poco tiempo en el espacio más visitado por las numerosas personas que diariamente utilizan el sendero azul, bien para la práctica deportiva o simplemente para caminar a escasos metros de la orilla del mar.

Esta infraestructura, que lleva poco más de un año instalada, es el punto de referencia para muchas personas, tanto vecinos como visitantes. Una de las claves de esta atracción radica en el hecho de que el sendero azul tiene cuatro kilómetros, uno de los más extensos de toda Europa, ya que transcurre desde la playa de Masbó hasta el límite con el arenal de Xilxes

En ámbito de fauna, la desembocadura del Belcaire alberga buenas colonias de aves acuáticas, como cigüeñuelas, patinegros, cormoranes chorlitejos, gall de cañar y calamón común, entre otras, además de ser punto de paso de numerosas aves migratorias, en su refugio invernal, así como de la reserva de galápago europeo emys orbicularis. En el ámbito de la flora se encuentra la microrreserva con especies en protección, como la silenee Cambedesessi, calike maritima o ammophila arenaria.

Potenciar las posibilidades del sendero

Por ello, el Ayuntamiento de Moncofa, a través del área de Turismo, trabaja para potenciar las posibilidades que ofrecen el sendero azul europeo, ya que en su recorrido se encuentra el Centro de Interpretación del Belcaire, donde los visitantes pueden conocer de primera mano la fauna y flora existente en su recorrido. En este sentido, la concejala del área, Lola Alós, destaca: «Moncofa cuenta con un espacio totalmente virgen, lleno de fauna y flora autóctona, que nos posicionan entre los mejores espacios para los amantes tanto de senderismo como de los que buscan la tranquilidad y naturaleza, cerca del mar».

La habilitación de zonas de descanso, aulas abiertas, señalítica direccional e interpretativa son algunas de las mejoras llevadas a cabo en esta zona.