Poder observar el Millars en el tramo final del río, especialmente entre la bajada de Santa Quitèria y las lagunas artificiales frente al caminàs de Sant Antoni, se ha convertido en una misión casi imposible en Almassora. Una estampa que debería ser idílica, como la de pasear junto al cauce de este entorno natural mientras permite contemplar el curso del agua, ha pasado a ser con el paso de los años una zona invadida de forma abundante por la caña común (Arundo donax).

Esta colonización del paisaje no ha pasado desapercibida ni para el Ayuntamiento ni para el Consorcio gestor del paisaje protegido de la desembocadura del Millars, que urgen a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) que elimine las cañas.

Desde el consistorio explican que técnicos del organismo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica visitaron la zona a principios del 2020, «a petición del Ayuntamiento», remarcan, para valorar la inversión y la actuación «que es de su competencia», pero desde la llegada de la pandemia «no han vuelto a decir nada»

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Un río Millars cada vez menos imperceptible en Almassora por la caña común

Restaurar la Gola Norte

La voluntad del consorcio (que integra a la Generalitat, la Diputación y las corporaciones locales de Almassora, Vila-real y Burriana) pasa por mantener en condiciones óptimas el río y, para ello, uno de los proyectos más importantes en mente es la recuperación de la Gola Norte, que empezará a partir de otoño e incluye la limpieza del cañar.

Aunque se trata de una especie invasora que crece rápidamente, el principal problema que ven desde el departamento almazorense de Medio Ambiente es el «riesgo de incendio», puesto que «la caña en sí no genera ningún problema para el ecosistema», puntualizan.

"La limpieza de las cañas es competencia de la CHJ. La pandemia y el confinamiento provocaron un incremento de la vegetación, al tiempo que se demoraba su desbroce, tal como hemos reclamado a la entidad"

Merche Galí - Alcaldesa de Almassora y presidenta del consorcio del Millars

Aun así, la postura municipal es clara e insisten en que es la CHJ la que debe encargarse de las tareas de desbroce. «La limpieza de las cañas es de su competencia, como le hemos reclamado, pero la pandemia y el confinamiento provocaron un incremento de la vegetación, a la vez que se demoraba esta limpieza que solicitamos de especies invasoras», dice la alcaldesa y también presidenta del Consorcio del Millars, Merche Galí.

Quejas vecinales

Los vecinos advierten de que la presencia cada vez más abundante de cañas no permite en muchos tramos avistar el río. Además del componente estético, avisan también de un factor medioambiental, ya que, como la caña común es una especie invasora de origen asiático, ya del todo habitual en el Millars, impide el crecimiento de las especies propias del bosque de ribera. «A ello que hay que sumar que si el cauce no está limpio, la probabilidad de que pueda haber inundaciones es mayor», alerta Enric Forcada, uno de los residentes que critica el predominio de la caña.

Por ello, cree «necesaria» y «urgente» la actuación de la CHJ para «buscar soluciones» que eviten la proliferación de esta planta.