«Todo era normal hasta que vimos que la Guardia Civil empezó a llamar a nuestros timbres». Es el punto de inflexión en el que los vecinos de la finca de Almassora situada en la esquina entre las calles Virgen de Gracia y Juan Sebastián Elcano coinciden que ha cambiado sus vidas, ya que todavía no dan crédito sobre cómo se han visto implicados de un día para otro en una orden de desahucio que amenaza con echarles a la calle. 

Aunque de momento aún no se han reunido entre ellos para hablar qué hacer de forma conjunta, hay una opción que cobra cada vez más peso conforme pasan las horas: denunciar la presunta estafa que han cometido las inmobiliarias implicadas (Mediterráneo ha podido confirmar que hay más de una), las cuales, supuestamente, han seguido cobrando el alquiler a los inquilinos todos estos años pese a que habían dejado de ser los propietarios de los pisos, puesto que ya pertenecían a la Sareb. Eso sí, para curarse las espaldas, los afectados no harán ningún movimiento hasta que el juez acredite si hubo o no un timo en el cobro de las mensualidades.

Después de presentar en sede judicial toda la documentación que les requirieron para clarificar la legalidad de las viviendas, algunos de los inquilinos de los 20 pisos que tiene la finca (la inmensa mayoría son alquilados y con un contrato), aseguran a este periódico que desde el juzgado les han comunicado que pueden estar tranquilos hasta que tenga lugar la vista, «que será entre agosto y septiembre», en la que, siempre según el relato de los residentes, les dirán si pueden o no seguir habitando los pisos.

Más allá de verse envueltos en esta «encrucijada terrible», lo que más critican es la sensación de «incertidumbre» e «indefensión». «Recibimos un escrito que amenaza con expulsarnos de las casas por las que hemos pagado religiosamente todos estos años, pero después de esto, ¿ahora qué? No sabemos ni cómo debemos actuar», relata una vecina. Otra de las reivindicaciones comunes es que las administraciones, tanto el Ayuntamiento como la Conselleria, muevan ficha y les asesoren de alguna forma para ver qué deben hacer. 

Foto de la finca de Almassora, cuyos vecinos recibieron hace unos días el polémico aviso de desahucio. Andreu Esteban

Peticiones de subida de alquiler y sin hacerse cargo de ningún arreglo

Aunque son varias las inmobiliarias envueltas en este caso, hay muchos patrones comunes que se repiten en más de una vivienda de la finca. De los 20 pisos del edificio, Mediterráneo ha podido confirmar que, en al menos cuatro de ellos, los respectivos caseros pidieron a los inquilinos, cerca de las mismas fechas, formalizar un nuevo contrato en el que les exigían un aumento en el cobro del alquiler «sin un mayor motivo justificado».

Otro factor que se da en más de un caso, según critican los residentes, es la falta de preocupación e interés de los teóricos caseros por arreglar los desperfectos que se han ido produciendo con el paso de los años. No solo en las viviendas a nivel particular (como humedades, un grifo roto, un extractor...), sino también incluso en las zonas y estancias comunes. Indican que «el garaje ha estado mucho tiempo sin limpiar» y que hasta los propios vecinos han tenido que encargarse de cambiar las bombillas de los pasillos, «si no, nadie las arreglaba», por ejemplo.

Estos son los testimonios de cinco vecinos (todos los residentes consultados por este diario prefieren mantenerse en el anonimato) que están sufriendo en primera persona esta presunta estafa:

«El casero me ha bloqueado del WhatsApp tras pedirle explicaciones»

Una vez fueron sabedores de la orden de desahucio y se hizo pública la noticia de la estafa, más de un inquilino, lógicamente, le pidió explicaciones a su casero sobre «qué está pasando aquí». En uno de los casos, asegura una afectada, el arrendador le dijo que «no me hiciera pajas mentales» y que «si todos los vecinos pagaran como deben, no habría habido ningún problema». Al insistir en busca de respuestas, esta residente explica que el supuesto propietario ya dejó de contestarle los mensajes. «Me dejó en leído y me bloqueó del WhatsApp de repente», cuenta, sorprendida.

«No te puedes cambiar de vivienda como te cambias de calcetín»

«Tú no te puedes cambiar de piso como te cambias de calcetín y más con menores (tiene dos hijas), sin tener nada y conforme están los precios por ahí». Es la opinión de otro de los vecinos afectados, que no es capaz de asimilar cómo «alguien puede ser tan sinvergüenza de estar cogiendo todos los meses, durante seis años, un dinero que sabes que no te pertenece». Como solución, este inquilino propuso en el juzgado «si hay alguna posibilidad de que pueda seguir pagando el alquiler al nuevo dueño (la Sareb)». «No me han dado muchas esperanzas, ya que todo requiere de bastante burocracia», indica.

Un hombre abre un buzón en uno de los dos portales de esta finca de Almassora. Andreu Esteban

«Me quedé muerta cuando me dijeron que estaba 'ilegal' en mi piso»

Esta vecina no olvidará cuando la Guardia Civil y el secretario judicial tocaron a su timbre para notificarle algo que aún no se termina de creer. «Vienen a tu casa y te dicen que tienes 10 días para irte porque supuestamente estás ilegal en tu piso, por el que estás pagando, y dices ¿cómo? Te quedas muerta... Yo tengo una hija y estoy sola», detalla, y explica que lo primero que hizo es ponerlo todo en manos de su abogado: «Él tampoco daba crédito». Lo peor, asegura, es el «abandono» que siente. «¿Qué hago? ¿Empiezo a recoger las cosas? ¿Me quedo? Nadie nos ha dicho nada de nada», apunta.

«No sé a quién tengo que pagar el alquiler después de todo esto»

Otra de las consecuencias que se derivan es la incerteza que tienen los damnificados a la hora de si deben seguir pagando o no hasta que se pronuncie el juez. «Yo no sé a quién tengo que pagar el alquiler ahora, aunque lo que tengo claro es que no puedo seguir ingresando el dinero en el mismo número de cuenta», afirma uno de los inquilinos, que es uno de los que llevan más tiempo viviendo en la finca, «unos siete u ocho años». «Siempre hemos pagado el alquiler al día, nunca hemos tenido ningún retraso y, como premio, igual nos obligan a abandonar nuestras casas. Es muy injusto», recrimina.

«En agosto nos vamos ya de esta casa, no queremos problemas»

Aunque por el momento no es la opción predominante (no todos se lo pueden permitir por su situación económica), ya hay vecinos que han anunciado que cambiarán de domicilio tras verse implicados en este polémico caso. «Si no pasa nada, en agosto ya nos vamos de esta finca. Ya hemos encontrado otro piso y preferimos evitar líos, no queremos problemas», explica un inquilino. «Si de verdad -como parece- el piso es de la Sareb, poco podemos hacer. Los plazos serán cortos cuando decidan que tengamos que irnos, por lo que es mejor adelantarse ya», añade.