La plaza de toros de Benassal vuelve a levantarse tras un año de obligado parón por la pandemia. Un coso portátil que acogerá actos taurinos entre el 28 de agosto y el 5 de septiembre, en el marco de las fiestas patronales de la localidad, que este año han quedado reducidas a algunas citas concretas dada la situación sanitaria y las restricciones.
La Maestranza del Maestrat, como es conocida en el mundo taurino, tiene tras de sí un complejo protocolo para hacerla realidad que se alarga durante días. El montaje corre a cargo de un grupo de jóvenes carpinteros que, durante diez días, logran cambiar la fisonomía de la plaza de Benassal para transformarla en recinto taurino. Cuenta como principal particularidad tener medio coso de obra y el resto de madera.
Está formada por medio semicírculo de material de construcción que queda rodeado por las casas, cuyos balcones y terrazas son el mejor palco para presenciar los festejos. La otra mitad del círculo se alza, siguiendo la costumbre, con piezas de madera, hasta conformar el albero y el graderío. En este sentido es, junto a la plaza de Algemesí, la única que se rige por una normativa especial por sus características tradicionales.
Para conseguir ensamblar todas las piezas trabaja un eficiente equipo de carpinteros locales, ayudados con medios mecánicos. Antiguamente, la falta de maquinaria hacía que el proceso se demorase durante más de un mes.
Es historia de la tauromaquia
Por la Maestranza del Maestrat han pasado las principales ganaderías españolas y las respectivas figuras del toreo de cada momento. En 1998 lidiaron novillos en una misma tarde Enrique Ponce, José Tomás y el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza. También han pasado otros de primer nivel como Paco Camino, Espartaco, Rafael de Paula o El Juli.
La época dorada llegó entre la década de 1990 y principios de los 2000, cuando se encargó de organizar el festival taurino el periodista Manolo Molés, natural de les Alqueries, que logró atraer al municipio a los más cotizados del momento.
