Situada en un parque natural, en medio de la naturaleza entre Segorbe y Sot de Ferrer, al final de un largo camino después de coger la salida 18 de la autovía Mudéjar aparece una imponente masía. Un complejo, ajeno al paso del tiempo, que ha sido y sigue siendo uno de los últimos reductos de la Ruta del Bakalao, además de ser prácticamente la única superviviente en Castellón de ese concepto de macrodiscoteca que los nuevos hábitos y la pandemia hacen que cada vez esté más en peligro de extinción.

Muchos (por no decir todos) habrán ido o al menos oído hablar de este templo de la música makina, archiconocido en toda España, aunque pocos conocen realmente sus orígenes. A principios de los 90, Xima Segarra trabajaba de relaciones públicas en la discoteca de verano que era entonces esta sala (se llamaba La Masía, un local con terraza y pista al aire libre concebido sobre todo para los vecinos de la comarca), cuando, a sus 29 años, de repente se quedó en el paro.

Viendo la potencial clientela que podía tener el negocio si alguien se animaba a ampliarlo también a invierno, no lo dudó. "Me quedé sin trabajo y, como me gusta el mundo de la noche, decidí probar suerte, aunque no conocía casi nada del sector", reconoce a este periódico, en una de las pocas entrevistas que confiesa que ha realizado a la prensa.

Masía está situada en medio del campo, en un parque natural, entre Segorbe y Sot de Ferrer. Mediterráneo

Así, en el verano de 1991, nacía ya Masía como tal, un fenómeno que se convertiría al poco tiempo en prácticamente la segunda casa para miles y miles de aficionados al hardcore y el newstyle y para cuya puesta en marcha y mantenimiento contó y cuenta con el apoyo "fundamental" de West, su actual pareja, con el que comparte una empresa (Xima & West Company).

"Me decían que estaba loca"

Evidentemente, nadie podía imaginarse que la idea de abrir una discoteca en medio de la nada en Segorbe podía alcanzar cotas tan elevadas. "Qué va, qué va. No me esperaba en absoluto que tuviera tanto éxito. Me decían que estaba loca al meterme en un negocio así. Pero yo trabajaba e iba haciendo poco a poco", cuenta.

Y es que Masía no fue siempre música makina pura y dura, ya que en sus inicios pinchaban "música disco y cantaditas". El hijo de Xima, Israel (conocido artísticamente como Dr Evil), sería clave para ese crecimiento exponencial que experimentó la discoteca. "Él introdujo el hardcore y el newstyle, y la verdad es que a partir de ahí pegó el subidón y empezó a venir gente de toda España. Fue sobre la marcha, porque ese no era nuestro fin", explica la aún propietaria del establecimiento.

Masía se convirtió en todo un 'fenómeno' y aún es un símbolo de la música 'makina' en toda España. Mediterráneo

¿Cuáles fueron las claves de su éxito?

La dueña de Masía cree que, además de la ubicación de la sala ("en medio del campo donde no molestaba a nadie"), hay sobre todo dos factores claves que contribuyeron a que el local fuera progresando cada vez más. Por un lado, la perseverancia (Xima lo define como "cabezonería") de "trabajar y trabajar sin plantearnos otra cosa que satisfacer a los clientes".

Y, por otro, y no menos importante, el "trato familiar" que han brindado en todo momento a la comunidad masiera. "Los clientes son lo más importante, sin ellos no somos nadie", pone en valor, y reivindica que los asiduos a la discoteca son "muy fieles". "Yo hablo con ellos por WhatsApp o por redes sociales como si fueran de mi familia y creo que eso se nota", apunta Xima.

Jóvenes acceden a las instalaciones de Masía, en una foto de archivo del 2001. Mediterráneo

"Es injusto el sambenito que tenemos las discotecas"

Al igual que le ha pasado a otras macrodiscotecas, Masía se ha visto asociada a un "ruido" y una "mala reputación" en torno al consumo de sustancias, algo que la propietaria niega y "de lo que no tiene conocimiento", asegura. "Es injusto ese sambenito que tenemos siempre las discotecas respecto a ciertos temas, al menos en nuestro caso, porque eso solo lo dice la gente ignorante que tiene no idea de Masía. Los que de verdad han venido aquí saben que eso no es así, solo son ganas de manchar el nombre de un negocio completamente legal", puntualiza Xima de forma rotunda.

Estuvo a punto de cerrar dos veces

Pese a estar en la cresta de la ola durante muchos años y resistir al paso del tiempo, la dueña reconoce que las dos crisis --la del 2008 y ahora la del coronavirus-- han hecho "mucho daño económicamente" a la discoteca, hasta el punto de que Xima barajó seriamente la opción de cerrar el local, especialmente actualmente con el covid. "Si no lo he hecho, es por las insistencia y el apoyo de mis hijos. En la del 2008 por Dr Evil y ahora por Wakan (Wakan DJ), ellos me han animado a seguir y seguir resistiendo un poco más", concreta.

Masía pudo volver a abrir la pista el pasado 12 de junio. Discoteca Masía

Pese a las dificultades, la constancia y el tesón de Xima, West y sus hijos propiciaron que, tras muchos meses cerrada a causa del coronavirus, Masía reabriera (solo la terraza) en marzo y, con la mejora de la situación epidemiológica, el pasado 12 de junio también por fin pudieron volver a abrir la pista, "con aforo limitado y cumpliendo todos los protocolos y medidas de seguridad correspondientes", matiza.

De hecho, la menor incidencia de contagios permitirá que Masía pueda celebrar este verano su 30º aniversario. Debido a la restricción de aforos, conmemorarán la efeméride en dos fines de semana, concretamente los sábados 17 y 24 de julio, con un cartel de deejays diferente para cada día.