En cuestión de despedidas, cuando se trata de asumir una pérdida trágica e inesperada, no hay ninguna fácil. El sector del bou al carrer y de la tauromaquia provincial en general sigue paralizado por la noticia de la muerte de Guillermo Centelles, un ganadero emblemático, «un referente», como tantas veces se ha repetido en las últimas horas. Aunque si hay una coincidencia en las expresiones de duelo que han ido haciéndose públicas, la vida de Guillermo podría resumirse en cuatro palabras: «Era una buena persona». Así quieren que se le recuerde quienes lo conocían.
Así lo definió ayer, por ejemplo, Toni Molina, presidente de la peña Varea de Almassora, que hace un par de años dispensó un homenaje a su familia por su contribución al mundo del toro.
Una institución
La pérdida de quien fue una institución en lo que a la cría del toro bravo en Castellón se refiere ha generado una oleada de muestras de cariño y recuerdo, que sin duda tendrán un momento especialmente emotivo e intenso en el velatorio que será mañana martes en el tanatorio de Benassal. Las exequias están previstas a las 17.00 horas.
En las dehesas de Ares del Maestrat, en la sierra norte de la provincia, se sitúa La Massà, la finca originaria de la estirpe Centelles. Sus pastos, sus pendientes escarpadas y los rigurosos inviernos, configuran el particular marco donde se crían sus reses. Junto a estos terrenos, en el 2013 incorporaron la finca del Corral de l’Esquerrer, donde el pasado sábado por la mañana se produjo el fatal accidente. Más de 300 hectáreas dedicadas en Castellón al cuidado y el culto por el toro bravo.
Origen
El origen de esta saga nace en la década de 1960, cuando Francisco Badal, el Tío Badal, suegro de Guillermo Centelles, comenzó la empresa. Las primeras reses llegaron procedentes de Andalucía. La tradición siguió con el matrimonio de Guillermo y Dolores, quienes en 1986, cuando nació su hijo Sergio, le regalaron el hierro de los Hermanos Ramos Alfonso, adquiriendo un lote de vacas de Baltasar Ibán.
La empresa adoptó desde entonces el nombre del pequeño de la casa, que ahora lidera la ganadería y a quien todos le reconocen haber sido capaz de convertirla en un referente del toro bravo de la Comunitat Valenciana.
En la actualidad, el 70% de los animales que llevan su hierro tienen sangre de Domecq, frente al 30% de Núñez. Para seleccionar sus astados, la familia Centelles ha contado con la pericia y el buen hacer de Puchano, gran picador, y los conocidos diestros Juan Bautista, Abel Valls o Varea.
Precisamente ayer, la peña Varea de Almassora mostró su tristeza por lo sucedido, «todos los socios están consternados, nadie se lo podía creer», aseguraba muy afectado su presidente.
La ganadería de lidia llora la pérdida de un hombre que entregó su vida al animal que más quería. El amor por el toro bravo, heredado por su hijo Sergio, es el mejor ejemplo de la pasión que unió a Guillermo a los toros durante gran parte de su vida. Ahora, descanse en paz.