La Vall d'Uixó ha decidido poner coto a la posibilidad de que su término municipal pueda convertirse en el objetivo de inversores que pretenden crear megaplantas de generación de energías alternativas. La propuesta, aprobada en el pleno municipal de hoy, es consecuencia de la petición formulada por una empresa que plantea crear un macrohuerto de placas solares en su término municipal que ocuparía hasta 300 hectáreas (3 millones de metros cuadrados) de terrenos agrícolas con una producción energética que podría rondar los 165 megavatios. Un complejo que también requeriría de parcelas en las localidades de Moncofa y Xilxes.
La propuesta de acuerdo que ha llevado el equipo de gobierno al pleno ha planteado, en realidad, un ámbito de estudio más amplio, porque eso es lo que pretenden hacer, estudiar todas las opciones y los impactos de estas actividades económicas que convierten la búsqueda de energías alternativas y sostenibles en un lucrativo negocio con grandes instalaciones que suponen una transformación del paisaje rural de los municipios.
El equipo de gobierno no concederá durante un año licencias para la instalación de centrales fotovoltaicas y parques eólicos, porque quiere analizar y regular cuáles son las condiciones en las que permitirá este tipo de actividades, de manera que se ajusten al modelo de desarrollo por el que quieren para la ciudad.
Desde los departamentos de Urbanismo y Sostenibilidad, los ediles Javier Ferreres y Fernando Daròs, defienden que no se puede apostar «por crear energía sostenible a costa del paisaje, de arrancar árboles y eliminar terrenos agrícolas que generan oxígeno, limpian el aire y garantizan la salud del medio natural, además de actividad económica», aseguran.
El gobierno de la Vall no está en contra de la actividad, pero el tripartito tiene claro que hace falta una regulación clara, para que no todo valga. Entre otras cuestiones, pretenden establecer extensiones máximas de ocupación, espacios concretos donde podrán o no podrán construirse este tipo de instalaciones, condicionar su apertura a establecer una separación determinada entre las plantas, desde la perspectiva de que «no es lo mismo una gran planta en un mismo lugar, que varias pequeñas y separadas entre sí», detallan los concejales.
Además del impacto paisajístico y en el ámbito rural, desde el gobierno local también inciden en el hecho de que estos megahuertos de placas solares, en según qué zonas, «podrían suponer un bloqueo para el crecimiento del suelo industrial».
En definitiva, tienen entre manos una serie de condicionantes y de interrogantes que desde el Ayuntamiento quieren regular porque el actual PGOU no lo contempla.
El acuerdo ha prosperado por los votos a favor de la mayoría del equipo de gobierno de PSOE, Esquerra Unida y Compromís, con las abstenciones de PP y Vox y los votos en contra de Ciudadanos.
Oposición formal de Compromís
Hace unos días, desde Compromís de Castellón ya alertaron sobre esta problemática planteada en la Vall, en respuesta a la alerta generada por su portavoz en el consistorio e socio de gobierno, Fernando Daròs, quien defendió la necesidad de defender «la protección del suelo agrícola y de la producción de la naranja, que se vería afectada por estos macrohuertos solares».
El modelo por el que apuestan es muy distinto: placas instaladas en la cubierta de naves y en polígonos industriales o en edificios públicos o privados.