La falta de personal para trabajar en el sector hostelero se expande de norte a sur de Castellón. Existen ejemplos, y no son pocos, de bares y restaurantes que tienen dificultades para encontrar camareros, como ha podido constatar Mediterráneo en Benicarló, Burriana o l’Alcora aunque, es muy probable, que sea un fenómeno que se repite en otros municipios. La tónica es similar a la que sufre Els Ports, como informó ayer este periódico. Hay carencia de personas interesadas en trabajar sirviendo mesas, en cocina o detrás de una barra.
En l’Alcora, Vicente Albalat, además de presidente de la Asociación Hosturialc, Hostelería y Turismo de la villa es dueño del restaurante l’Araiero y copropietario de los bares de copas Mistic y Rock & Beer. «Hallar trabajadores para hostelería está bastante mal. Creo que pasa en toda la provincia. Aquí me consta de cinco bares que necesitan personal, tanto de cocina como de camareros», apunta. Pone como ejemplo que, como directivo de Ashocas (Asociación Hostelera de Castellón), «hay muchos que preguntan si a alguien le sobran camareros o si saben dónde pueden encontrar empleados».
Puntilla del covid
Albalat remarca que «hay gente que está dispuesta a trabajar, pero sin la experiencia y profesionalidad que se requiere», Y asegura que «mucho personal de la hostelería por el covid y los Erte no lo soportó y se cambió al sector de la cerámica».
Por su parte, en Burriana la Asociación de Hostelería local, con más de 40 negocios, ve cada vez más complicado lograr personal cualificado para desarrollar tareas en un restaurante. Su presidente, Pedro Sancerni, achaca esto a que «no tenemos el convenio laboral aprobado y los salarios u horarios no son atractivos, por lo que la gente prefiere trabajar en la industria azulejera». Los establecimientos ven que en el momento de renovar o incrementar su plantilla no tienen apenas candidatos.
Mientras, en Benicarló también confirman esta tendencia. El propietario del Café Brasil afirma que las solicitudes que reciben son para trabajar en fin de semana y festivos, por lo que es «muy difícil» tener camareros entre semana. También recalca la falta de profesionalización en el sector.
