El recinto multiusos acogió la noche del martes uno de los eventos gastronómicos más esperados de la Fira d’Onda. Los vecinos acudieron al reparto de Sopar de Fira, con la degustación del tradicional tombet de bou (cocinaron 3.000 raciones).
Fue el broche de oro a una intensa y variada jornada, en el ecuador de las fiestas, que arrancó por la mañana con el singular pasacalle de motocultores por las calles del centro y la concentración en la plaza del Rey don Jaime.
Los más pequeños de la casa también tuvieron su protagonismo con el concurso de recortes infantil, en el Raval de Sant Josep, donde disfrutaron de lo lindo con los carretones de cartón-piedra.
Por otro lado, por segundo año consecutivo y a demanda de los padres, la feria paró las luces y música durante dos horas por la tarde, con el objetivo de favorecer la participación de los niños con trastornos del espectro autista (TEA), ya que algunos de estos menores presentan una hipersensibilidad auditiva, lo que hace que sean extremadamente sensibles a ciertos sonidos, ruidos fuertes e, incluso, luces brillantes o multitudes de gente.
Por ello, la feria, a pesar de su pretensión lúdica y divertida, se convierte en un emplazamiento molesto debido a la música y disparidad de flashes. De ahí la importancia de esta iniciativa, que se llevará a cabo durante tres tardes en las fiestas de Onda.
El teatro infantil de La Bruixa Marruixa, en la plaza de España, completó la programación dirigida a un público familiar.
Vuelven los toros
En la jornada de este miércoles regresan los bous al carrer con la exhibición de cinco toros bravos, de las prestigiosas ganaderías de Hijos de Celestino Cuadri, Dolores Aguirre Ybarra, Fernando Pereira Palha, Couto de Fornilhos y Fermín Bohórquez. H